TENEMOS SENTENCIA EN EL SUPREMO...

Todo el mundo da por hecho que se conocerá este lunes. El fallo será entre duro y muy duro, según todos los pronósticos, y acabará con el trabajo de la Justicia para darle el testigo a la política. Varias preguntas por responder. Si hay condena, ¿pedirán los reos indulto? ¿Y qué piensa al respecto de eso cada aspirante a la presidencia? ¿Cómo afectará el fallo judicial a la investidura del próximo presidente del Gobierno? ¿Y qué pensarán los propio independentistas cuando vean a unos en la cárcel y a él en una confortable casa en Waterloo?

Menos dudas ofrece el debate del Grupo COPE celebrado ayer, con representantes de PSOE, PP, CS, Podemos y Vox y una sana consecuencia pedagógica que cabe agradecer a esta casa: los distintos pueden debatir sobre todo, públicamente, sin que nada se rompa. Me quedo con la imagen de dos diputados, de VOX y de Podemos, discutiendo con calma sobre España y Cataluña sin la crispación que a menudo trasladan sus líderes.

Hablando de líderes, el de los Cuerpos de Seguridad es el ministro Marlaska. El enfado de policías y guardias civiles con él viene de lejos, y parece haberse agudizado con la bronca que le ha echado al jefe de la benemérita en Cataluña por recordar lo que dice la ley de las obligaciones del Cuerpo. Los ministros del Interior tienen la obligación de ser discretos e imparciales como casi ningún otro, pero siempre hay un primer caso que contradice esa exigencia. A veces, ser un pionero no es una buena noticia.

TREMENDO EL NUEVO CRIMEN DE UN NIÑO

Una madre ha asesinado a su hijo, como hace días fue un padre. Algunos recuentan los crímenes mirando el sexo del progenitor, pero solo hay que mirar la identidad de la víctimas. Mate el padre o la madre, muere el niño siempre. Cualquier otro debate sobra y ofende.