Gregorio Luri, profesor de Filosofía, habla sobre cómo el mito del bonobo pacifista se derrumba
Un feroz ataque en la selva del Congo revela la cara más violenta de los llamados 'chimpancés hippies' y reabre la discusión filosófica sobre el mundo animal en el 'Laboratorio de Ideas'
Gregorio Luri
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Un suceso ocurrido en la selva de Salonga, en la República Democrática del Congo, ha puesto en jaque la imagen pacífica de los bonobos. Un bonobo macho, llamado Hugo, recibió una brutal paliza de muerte por parte de cinco hembras de su clan, un ataque de agresividad extrema que ha sorprendido a los científicos.
Este episodio ha sido el punto de partida para una reflexión en el programa 'Herrera en COPE', dentro de la sección ‘Laboratorio de ideas’, conducida por Jorge Bustos y el profesor de Filosofía Gregorio Luri.
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Los chimpancés y su organización, por Gregorio Luri | Laboratorio de Ideas
El fin del "matriarcado perfecto"
Los bonobos, junto a los chimpancés, son los parientes vivos más próximos al ser humano. Tradicionalmente, la sociedad bonoba ha sido descrita como matriarcal y pacífica, hasta el punto de ser apodados los "chimpancés pacifistas" o los "hippies de la familia animal".
Resolvían sus conflictos mediante el sexo y las hembras ocupaban los puestos más altos en la escala social. El ataque a Hugo, de una violencia inusitada, contradice esta visión. "Le pisotean la espalda, le muerden la cabeza, las piernas, el cuello, los dedos de las manos y de los pies", describió Luri en antena, añadiendo que "una de las hembras la arranca de un mordisco parte de la oreja. Otra de las agresoras le muerde el pie y mastica el tejido arrancando después parte de los testículos".
Este hecho, según analizó el filósofo, desmonta la "buena intención de poner la sociedad bonoba como modelo". Para Luri, la conclusión es clara y evoca al pensamiento de Hobbes: "en lo que más se parecen los bonobos a los humanos es en que un bonobo es un lobo para un bonobo". Esta idea choca frontalmente con la corriente de pensamiento, heredada de Rousseau, que atribuye a la naturaleza todo lo bueno, mientras que la maldad sería una característica puramente humana.
¿Un modelo a imitar o a superar?
La discusión en el "Laboratorio de ideas" ha virado hacia una cuestión fundamental: ¿es la naturaleza un modelo a seguir o una realidad a trascender? Gregorio Luri recordó una célebre frase de la película "La reina de África" (1951), en la que el personaje de Katharine Hepburn le dice al de Humphrey Bogart: "la naturaleza, señor, es lo que hemos venido a superar a este mundo". Esta línea resume la idea de que la civilización es un esfuerzo constante por sobreponerse a los instintos más básicos.
Para ilustrar la indiferencia del mundo natural, Luri ha recurrido a un "cuento muy cínico de Leopardi". En él, un islandés dialoga con una personificación de la Naturaleza, quien le confiesa su total desinterés por el destino de la humanidad: "soy tan indiferente como ciega, no sé lo que hago, vivo ignorando por completo a los hombres". El relato, con dos finales posibles y a cada cual más cruel, subraya la crudeza de una existencia no regida por la moral.
El debate concluyó con una contundente afirmación por parte de Jorge Bustos, quien sintetizó la lección extraída del violento episodio del bonobo Hugo: "Inventamos la civilización para huir de la cruel naturaleza". La muerte del simio, por tanto, no es solo una anécdota científica, sino un espejo que refleja las complejidades de la vida en su estado más puro y el papel de la cultura como refugio.
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