Está mariscando por Sanlúcar de Barrameda y lo que encuentra en el agua salva a un señor de la zona: "Tres días después..."

Los fósforos cuentan los tesoros que han encontrado 

Luis Calabor

Madrid - Publicado el

3 min lectura

Cada semana, en La Hora de los Fósforos, los oyentes de Herrera en COPE toman la palabra para compartir historias únicas, curiosas y siempre sorprendentes. Esta vez, la pregunta del día gira en torno a los tesoros encontrados: objetos perdidos, hallazgos insólitos en reformas, descubrimientos en la playa o incluso en el campo. Y como siempre, la sección no decepciona.

Pero hay una llamada que destaca entre todas, la de Manolo, que cuenta cómo una simple gafa encontrada mientras mariscaba en Sanlúcar de Barrameda acabó siendo mucho más que un hallazgo accidental. Su historia mezcla suerte, casualidad y humanidad.

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Las gafas son clave para muchas personas

"ME GUSTABA MARISCAR Y LUEGO..."

"Yo estaba mariscando por allí, me gustaba mucho mariscar, la marea baja, esta grande que hay, y vi un brillito de una cosita en el agua", cuenta Manolo. Esa “cosita” resultó ser unas gafas, y no unas cualquiera: “una gafa nueva, pero una gafa de esta con ojo de culillo, ¿no?”.

Carlos Herrera interviene, entre risas: "¿De las gordas, de las que son gordas?", a lo que Manolo asiente: “Sí, cristal gorda. Y nuevas”.

Lo curioso es que, tres días antes, un señor de la zona había perdido esas mismas gafas. Estaba en el mismo lugar cuando Manolo, al oír a los hombres hablar, se acercó y preguntó: “Caballero, ¿cómo era las gafas?”. La descripción coincidía: montura ancha, mucho aumento… Y, efectivamente, eran las suyas.

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Este hombre tuvo la suerte de que Manolo encontrase las gafas

"¡Hombre, esas son mis gafas!", exclamó el dueño al verlas. La emoción fue tal que, según cuenta Manolo, el hombre se fue feliz a casa con sus gafas recuperadas.

Aunque pueda parecer solo una anécdota simpática, el hallazgo tuvo un impacto mayor del que aparenta. “Ese señor no veía nada sin sus gafas, podía haberse caído, o algo peor”, comenta Herrera. Y es que perder unas gafas de tanto aumento puede representar un auténtico problema, sobre todo en una zona de marismas como Sanlúcar.

“Menos mal que llevaban tiempo en el agua, si no se hubieran estropeado mucho, pero bueno, estaban muy bien”, añade Manolo.

El relato sirve de recordatorio sobre cómo lo que para uno puede ser un simple objeto, para otro puede suponer una cuestión de necesidad, de autonomía, o incluso de seguridad.

la anécdota de las 100 pesetas de jon uriarte

En La Hora de los Fósforos, no todo son doblones y monedas antiguas. La mayoría de los "tesoros" que comparten los oyentes son objetos comunes con una historia emocional detrás. Desde una alianza recuperada años después de perderla hasta billetes firmados que reaparecen misteriosamente, como contó Jon Uriarte: “Mi hermano encontró un billete de 100 pesetas en un campo de fútbol y... ¡era mío!”.

También hubo lugar para el recuerdo televisivo: el programa En busca del tesoro, con Miguel de la Cuadra Salcedo, se coló en la conversación como ejemplo de la fascinación que siempre ha despertado encontrar algo inesperado.

La conversación también sirvió para hacer un poco de pedagogía. "Todo hallazgo que parezca antiguo debe declararse", recuerda Antonio Naranjo. Y Toño González añade: "Incluso un fósil o un mineral en un parque natural no se puede coger sin permiso".

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Todo fósil, como el que sale a la derecha de este mechero, ha de declararse

La normativa es clara: si se encuentra algo con posible valor histórico o económico, hay que notificarlo a las autoridades. En algunos casos, el descubridor puede tener derecho a una recompensa, aunque nunca quedarse con el objeto sin declararlo.

La historia de Manolo no es la de un gran hallazgo arqueológico, ni de una fortuna escondida. Es la historia de cómo un gesto sencillo, una conversación espontánea y algo de atención pueden cambiar el día —o incluso la vida— de alguien.

Y como dice Herrera, entre bromas y guiños a la audiencia: "Para que haya un tesoro encontrado, tiene que haberlo perdido alguien... o haberlo escondido. Y ahí empieza la magia".