“Ningún pacto de Estado entre los dos grandes partidos será viable en España mientras Sánchez, el hombre del 'no es no', permanezca en La Moncloa”

El análisis de la actualidad en el monólogo de Jorge Bustos de este martes 19 de agosto de 2025

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Buenos días, bienvenido al amanecer de este martes 19 de agosto.

Llega cierta tregua climática a España, por fin: bajan las temperaturas después de más de dos semanas de ola de calor. Pero todavía no se libran ni Andalucía ni el sureste peninsular, donde la temperatura llegará a bajar 7 grados, pero seguirá haciendo calor. Habrá chubascos e incluso tormentas en el Pirineo aragonés y en algunas zonas de Cataluña.

No hay nada tan devastador como el fuego. Nada impresiona tanto, nada captura tan poderosamente la imaginación humana. Ese miedo atávico explica la desesperación y las lágrimas de tantos españoles de León, de Orense, de Extremadura, de Zamora que han visto sus casas arder, o que han sido desalojados y temen que el fuego termine prendiendo las habitaciones donde dormían hace un par de semanas.

fuego político

Y luego está el fuego político. La guerra entre el Gobierno y las comunidades autónomas, entre los ministros y los barones, cada vez que se produce una catástrofe natural. Aquí se aprovecha todo, como con el cerdo: más que políticos tenemos charcuteros. Pasó con la dana y está pasando con los incendios. Escucha a María Jesús Montero, esa figura original en la que nunca se sabe dónde acaba la vicepresidenta y dónde empieza la jefa de la oposición a Juanma Moreno.

Antes que ella hablaron los Óscares, Puente y López, los pirómanos verbales de guardia en Moncloa. Y ojo, esto no es casual. Moncloa ha decidido pasar al ataque contra el PP no porque crea que esa es la mejor manera de ayudar a las comunidades a apagar los incendios, sino porque temía que el fuego terminara consumiendo su propia imagen. 

Que, por otro lado, hace tiempo ya que viene oliendo a chamusquina. Va calando en la opinión pública el consenso acerca de la parálisis gestora de este Gobierno sin mayoría. 

Y por eso la ministra de Hacienda sale ahora al ataque, en plan cortafuegos: para intentar que no cuaje una obviedad: que un país sin presupuestos está peor dotado para hacer frente a cualquier eventualidad. Sea una ola incendiaria, sea una inundación o sea un plan de vivienda pública.

Puestos a imaginar, claro que podríamos imaginar una fórmula leal de colaboración entre los dos grandes partidos del país. Pero no un pacto de Estado retórico como el que se sacó de la chistera Sánchez el domingo, entre chapuzón y chapuzón en La Mareta. 

A ver, es lógico que el PP no pique un anzuelo tan evidente. Vamos a recordar que esa propuesta de “pacto de Estado contra la emergencia climática” ya fue formulada por Pedro cuando el incendio de hace tres veranos. 

Y con la misma intención inconfesable que ahora: la de esperar a que el PP rechace esa falsa mano tendida para a continuación salir en tromba a acusar a la derecha de negacionismo climático. Que es exactamente lo que está pasando.

Si es que este librillo ya nos lo conocemos. El manual de resistencia está más sobado ya que el almanaque de un taller mecánico. Ningún pacto de Estado entre los dos grandes partidos será viable en España mientras Pedro Sánchez, el Máximo Común Divisor, el hombre del No es No, permanezca en La Moncloa.

ucrania

La estrella internacional de Sánchez, por cierto, declina definitivamente, si es que alguna vez brilló de verdad. Ayer ni estaba ni se le esperaba en la delegación de líderes europeos que acudió a Washington para arropar a Zelenski. Un contingente enviado para tratar de evitar que Donald le compre el argumentario de acero a Vladimir Putin.

Mira, hasta la llegada de este presidente republicano a la Casa Blanca dábamos por supuesta la alianza natural entre las democracias en contra de las tiranías. Estados Unidos y Europa compartían una misma visión de la libertad y del derecho internacional. 

Bueno, pues gracias al giro trumpista esa alianza atlántica ya no se puede dar por supuesta. No es solo que Washington ahora obligue a los europeos a aumentar sensiblemente su gasto militar para pagarse su propia defensa: esto habría ocurrido tarde o temprano, con Donald Trump o con otro, porque la atención norteamericana basculará cada vez más hacia Asia. Que es el escenario donde se dirimirá el poder mundial, la inevitable rivalidad entre la potencia declinante, que es Estados Unidos, y la potencia ascendente, que es China.

Pero una cosa es exigir el 5% de gasto militar a las democracias europeas y otra muy distinta es comprarle el argumentario a un autócrata cruel que ha invadido a su vecino, planea invadir a otros para acomodar el mapa del este de Europa a su nostalgia soviética y no tiene la menor intención de aceptar ninguna regla. Ese es Putin. Y Putin ha seducido a Trump, porque lo que seduce a un ego como el de Trump es precisamente la falta de límites.

Zelenski agacha la cabeza

Zelenski exige un alto el fuego para sentarse a negociar, y Putin -por boca de Trump- responde que no piensa parar las bombas, porque para un dictador la violencia es una baza de negociación como cualquier otra. 

Y a pesar de todo el pobre Zelenski agacha la cabeza y acude al Despacho Oval -donde fue humillado en febrero- pero esta vez con un traje diseñado especialmente para la ocasión: una especie de casulla negra que mezcla lo civil y lo militar. Y todavía se rebaja a darle las gracias al hombre del pelo naranja por sus “esfuerzos diplomáticos” (esfuerzos que todavía nadie conoce).

¿Servirá de algo la humildad del líder ucraniano? Pues me temo que no. Hombre, la cita ha sido mucho más cordial que la encerrona de la otra vez. Pero me temo que el final de esta historia lo van a escribir Putin y Trump sin el concurso del principal interesado, que es el propio Zelenski. 

Como mucho lo llevarán de convidado de piedra a esa reunión trilateral que anunció ayer el inquilino de la Casa Blanca. Pero en esa reunión no será tenida en cuenta la voluntad soberana del pueblo de Ucrania, que lleva tres años dejándose la vida en el frente. 

A los ucranianos se les presenta esta disyuntiva injusta: o una guerra eterna insoportable o una amputación existencial del 20% de su territorio. A escoger la segunda opción algunos analistas lo llaman pragmatismo. “Realpolitik”. Yo sinceramente prefería el orden internacional previo al giro trumpista. Pero no porque  me deje llevar por la nostalgia del mundo de ayer. Sino porque lo que viene ya lo conocemos: es tan viejo como la ley de la selva.

11-S: BEGOÑA ANTE PEINADO

Y un último asunto. A Begoña Gómez le quedan 24 días para volver a declarar como investigada ante el juez Peinado. Será el 11 de septiembre cuando la esposa del presidente del Gobierno tenga que volver a sentarse delante del magistrado, esta vez por un delito de malversación de fondos públicos. Igual acabamos conociendo el 11-S por las Torres Gemelas, por la Diada de Cataluña y por Begoña Gómez: ya veremos.

cinco cargos contra begoña gómez

En la colección de delitos investigados, doña Begoña ya tenía los de tráfico de influencias, corrupción en los negocios, apropiación indebida y también intrusismo profesional por el caso de su extraña cátedra en la Universidad Complutense. La cátedra licenciada que no estudió: parece el título de una novela ejemplar de Cervantes, pero sin nada ejemplar, me temo.

Con el cargo del delito de malversación, la mujer del presidente ya lleva cinco. ¿Y por qué el juez Peinado le imputa ahora un delito de malversación? Pues lo hace por el caso de su asistenta personal, a la que hicieron pasar por asesora de Moncloa para que fuese el contribuyente el que pagara el sueldo de la asistenta de Begoña. Por cierto, la asistenta, la tal Cristina Álvarez, tendrá que declarar también como imputada un día antes, el 10 de septiembre.

¿Y qué argumenta Peinado en su auto? Pues que entre Begoña y Cristina hay, y cito, una “amistad personal previa... siendo esa la razón de su nombramiento en el cargo de máxima confianza”.

Y claro, eso dio pie a que una asesora de Moncloa -una funcionaria que se supone que está para asesorar en Moncloa- acabara “sirviendo a actividades privadas de Begoña Gómez”, según el auto del juez.

ASESORA CON FACTURA AL CONTRIBUYENTE

Y eso podría suponer una desviación de recursos públicos en favor de intereses privados... Esto quiere decir que doña Begoña se habría regalado a sí misma una secretaria personal... pero ahorrándose su sueldo. O sea, pasándole la factura al contribuyente...

Por cierto, ayer fue el día de la liberación fiscal. Ya sabes que tú y yo somos leales súbditos de Hacienda, y trabajamos para pagar impuestos hasta el 18 de agosto. Porque hay que pagar muchas cosas necesarias para el funcionamiento del Estado: sanidad, educación, trenes puntuales... 

El problema es que la clase política se cobra sus prebendas con antelación. Y el caso Begoña es uno de esos ejemplos de cómo la clase política, y en este caso la clase consorte, tiene la mala costumbre de mezclar lo público con lo privado. Y nuestro dinero con sus complejos de inferioridad.