Los días calurosos de votaciones también se daban en la Antigua Roma
Este fin de semana nuestro romano, Paco Álvarez, nos ha hablado de elecciones romanas

Madrid - Publicado el - Actualizado
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Cada domingo, Paco Álvarez viene para convencernos de que desde la época de los romanos hasta nosotros, las cosas no han cambiado en absoluto. Y a nosotros, aunque nos cuesta mucho creerlo, cada vez lo vemos más claro.
Ya que estamos en un día de votaciones, hoy nuestro romano de confianza nos ha contado cómo celebraban los romanos sus propias elecciones antes de convertirse en un gran Imperio. Las elecciones a cónsul, se celebraban en agosto, para que fueran poniéndose al día antes de tomar posesión al comenzar el nuevo año… eso sí, su mandato sólo duraba un año y además no se elegía un presidente sino dos; los dos más votados tenían que gobernar juntos.
Este dato nos ha parecido de lo más curioso: para que ningún gobernante se convirtiera en totalitario, todos los cargos eran colegiados, incluso la presidencia. Además, cada uno tenía derecho de veto sobre lo que el otro propusiera, con lo que por lo general, tenían sí o sí que ponerse de acuerdo. No podían gobernar para los suyos, sino para todos.
Las camapañas electorales eran muy parecidas a las nuestras, duraba entre 17 a 25 días antes de las elecciones y durante esos días los candidatos se dedicaban a buscar apoyos, a escribir a los votantes ausentes. Pero con alguna que otra diferencia, no existía el voto por correo y había que ir de forma presencial hasta Roma para poder votar. Tampoco se podía delegar el voto en otra persona, por eso los candidatos escribían a los electores al campo para animarles a venir a votar. La palabra candidato, proviene de que se vestían durante la campaña con una toga blanca, cándida, indicando la hipotética pureza de sus intenciones. Y al igual que nosotros, los romanos tampoco estuvieron absentos de polémica, hubo varios escándalos al respecto, incluso invalidando algunas elecciones, pero no era lo normal y si se pudieron detener es, porque como ahora, los sistemas de control solían funcionar.
El voto es sagrado desde Roma y por eso tenemos que ejercerlo como un derecho y un deber, no sólo con nosotros, sino con nuestros hijos y familia, porque todos los que votamos, desde Roma hasta hoy, lo hacemos deseando un futuro mejor para los nuestros.