Un escenario semivacío con sólo una silla y una mesa con una botella de agua. Con la voz quebrada, una camisa negra y una gorra calada del mismo color. Así ha aparecido Néstor García Poveda en el escenario de una de las salas del Teatro Bellas Artes de Madrid.

“Perdonadme por la gorra, pero con ella puesta es como únicamente me siento seguro desde que pasó la muerte de Iván”, ha comenzado la presentación del libro “Iván Fandiño. Mañana seré libre”.

El que fuera apoderado del León de Orduña no se ha extendido mucho durante su alocución. Breve y conciso. Sin entrar en detalles de la obra pero explicando que el libro “me ha servido como terapia para superar lo que pasó. Nuestra historia es muy conocida pero entendí que tenía la obligación de contar la historia de Iván desde mi prisma”.

Néstor ha confesado que escribir este libro “me ha ayudado a sentirme en paz con Ivan. Él fue un héroe a contracorriente. Sufrió mucho porque eligió una profesión desde el lado más difícil. Era un hombre especial”.

Pese al revuelo levantado con el libro, el apoderado alcarreño se ha referido a él como una obra que “no es una novela rosa ni una película americana con final feliz. Habrá cosas del libro en las que alguien se pueda sentir atacado pero no era mi intención. Sólo quería ser sincero con Ivan”. 

Por último Néstor García ha revelado que “el libro es crudo y desgarrador.  No tuvimos lazos de sangre pero sí de vida. Empezamos siendo amigos, seguimos como hermanos y terminé siendo casi su padre”.

El apoderado de Iván Fandiño ha confesado que el primer libro salido de la imprenta lo guardó para dárselo a Mara, la hija del torero. El segundo lo había reservado para entregárselo este lunes a la madre de Iván. Néstor cerraba con este gesto un acto y un círculo que comenzó hace muchos años y que concluyó de una manera abrupta el pasado 17 de junio de 2017. El toreo. La vida.