El 9 de febrero de 1976, Víctor Legorburu Ibarreche, alcalde de Galdácano, se dirigía junto a uno de sus escoltas a recoger su coche para acudir al trabajo cuando fueron abordados por dos miembros de ETA que les dispararon dos ráfagas de metralleta.

Malheridos, consiguieron salir corriendo pero apenas unos metros más adelante les esperaba otro terrorista, que los remató de un disparo.

Víctor Legorburu quedó muerto tendido en el suelo, su escolta Francisco Ruiz fue intervenido quirúrgicamente durante horas y salvó su vida.

Víctor Legorburu Ibarreche tenía 63 años cuando fue asesinado, estaba casado y era padre de dos jóvenes, María José, de 20 años, y Víctor, de 22.

“A mi padre lo asesinaron por ser español. Y esto era una condena a muerte. Dos años antes de asesinarlo, le quemaron la imprenta que había montado justo antes de casarse y le amenazaron: te tienes que ir porque eres un cabrón”.

Víctor Legorburu Ibarreche fue alcalde de Galdácano desde 1966 hasta su asesinato el 9 de febrero de 1976. Fue el alcalde que transformó el pueblo y peleó duramente con el alcalde de Durango para conseguir que el hospital de la zona fuera construido en su localidad, cosa que finalmente consiguió. “ A mi padre lo querían mucho en el pueblo. A su funeral asistieron miles de personas”.

Cuando ETA asesinó a Víctor Legorburu, sus hijos estaban estudiando en Madrid. Recibieron la llamada de un amigo de la familia, quien les comunicó que su padre había tenido un atentado. “Cuando hablé con mi madre y le escuché sollozar, aquello me dio muy mala señal”.

Meses después del asesinato a manos de ETA, se produjo la amnistía de 1977. “ Es como que te vuelvan a matar a tu padre, pero ¿qué vas a hacer? No puedes hacer nada. Independientemente de quien cometiera los atentados, aquí el culpable ha sido el nacionalismo vasco”.