La banda terrorista ETA cometió más de 60 atentados en Andalucía. El primero con víctimas mortales en la capital hispalense, tuvo lugar el 28 de junio de 1991. Aquella mañana, los funcionarios de prisiones de la cárcel Sevilla 1 se disponían a inspeccionar un paquete llegado a la prisión, cuando este explotó. La deflagración causó 4 muertos y varias decenas de heridos, entre ellos tres niños.

“A mi me salvó el muro maestro de la prisión. Yo estaba al otro lado de la pared donde se encontraba el escáner con el que se revisaba toda la correspondencia. El muro contuvo la onda expansiva” cuenta Joaquín Vidal, funcionario de la prisión herido en aquel atentado. Vidal, un veterano dentro de prisiones, había trabajado ya en otros recintos penitenciarios, entre ellos el de Martutene en San Sebastián y en cuanto oyó la explosión pensó que era ETA. “ Es algo que siempre tenías en la cabeza, que podría pasar en cualquier momento pero quien me iba a decir que iba a ser aquí, en Sevilla” recuerda Joaquín con amargura.

Los momentos siguientes a la explosión fueron muy confusos, Al dolor por los muertos y heridos se sumó la rabia y las ganas de venganza del resto de reclusos, algunos de cuyos familiares habían resultado heridos. La tensión fue tal que la Guardia Civil tuvo que proteger a los presos etarras para que no fueran linchados por el resto de internos.” Ellos- los de ETA- lo sabían, dice Vidal. Antes de la explosión se auto confinaron en sus celdas”.

Meses después del atentado y una vez recuperado de las lesiones causadas por la explosión, Joaquín Vidal puso en marcha la Asociación Andaluza de Víctimas del Terrorismo, la más antigua de España tras la creación de la AVT. “Decidí que iba a dedicar mi vida a ayudar y recordar a las víctimas del terrorismo. Trabajar para que se conozca el único relato válido” asegura Joaquín.