El asesinato de Aintzane Pujana: la primera condena a prisión permanente revisable de Gipuzkoa
El pequeño municipio de Aizarnazabal se vio sacudido por el hallazgo del cadáver de una joven, víctima de un asesinato vinculado a explotación sexual y manipulación psicológica

El crimen de Aintzane Pujana
Vitoria - Publicado el
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El 4 de enero de 2021, en plena pandemia de COVID-19, operarios municipales de Aizarnazabal, un pueblo de apenas 760 habitantes entre Zumaia y Zestoa, encontraron el cuerpo sin vida de una mujer joven entre la maleza del río Urola. Lo que inicialmente parecía un posible suicidio pronto se reveló como un crimen atroz. “Entre las zarzas y matorrales, ni siquiera escondido, estaba el cadáver de una mujer joven, con las manos atadas con bridas, la ropa desgarrada y puñaladas visibles. El suicidio quedó descartado de inmediato; era un asesinato”, explica en COPE Euskadi César Charro, experto en seguridad.
La víctima: una mujer vulnerable
La víctima, identificada como Aintzane Pujana, de 32 años y oriunda de San Sebastián, vivía en un agroturismo en Aizarnazabal desde hacía solo 20 días. Según las investigaciones, padecía un trastorno de personalidad múltiple, lo que la hacía especialmente vulnerable. Sin apenas contacto familiar y desconocida en el pueblo, su perfil fue clave para los agresores. “Aintzane tenía el perfil idóneo para quienes la mataron: una mujer joven, sin lazos familiares cercanos y con problemas mentales que la hacían vulnerable”, detalla Charro.

Imagen de Aintzane Pujana en fechas cercanas a su asesinato
Una pareja letal tras el crimen
Los responsables del asesinato fueron una pareja joven, de 24 y 23 años, dedicada a la prostitución y la explotación sexual. Él actuaba como proxeneta, mientras que ella, manipulada por él, ejecutó el crimen. Ambos residían en el mismo agroturismo que Aintzane, a quien conocían y atrajeron al lugar con engaños.
La investigación reveló que la pareja ya tenía antecedentes por explotar sexualmente a otra mujer en noviembre de 2020 y por otros delitos, como robos y amenazas con armas blancas. “No fue casualidad que Aintzane y la pareja coincidieran. Ella fue llevada al agroturismo por la mujer que luego la mató, a petición de esta. Allí se desató el infierno”, relata Charro.

La Ertzaintza inspecciona el lugar donde se encontró el cuerpo
Un crimen planificado y brutal
El asesinato tuvo su origen en una discusión el 1 de enero, cuando Aintzane se negó a mantener relaciones sexuales con un cliente que la pareja había gestionado en Azpeitia. Tras golpearla y retenerla, la trasladaron al agroturismo, donde fue atada con bridas, estrangulada y apuñalada. Su cuerpo, con al menos seis heridas de arma blanca, fue abandonado cerca del río Urola. “La pareja la tuvo retenida, la explotaba sexualmente y, tras una discusión, decidió acabar con su vida. La apuñalaron para asegurarse de que estaba muerta”, afirma Charro.
Una investigación minuciosa
La Ertzaintza, tras un arduo trabajo, reconstruyó los movimientos de los implicados. Restos de sangre encontrados con luminol en el agroturismo y en el maletero del coche de los sospechosos, junto con objetos como bridas y una tarjeta de transporte de Aintzane, fueron claves para incriminarlos.
La pareja, interceptada el 12 de enero antes de huir a otra comunidad, fue detenida y puesta a disposición judicial. “Encontraron restos de sangre microscópicos, incluso tras una limpieza profunda con lejía. Eso, junto con otros indicios, señaló a la pareja como culpable”, explica Charro.
Condena histórica en Gipuzkoa
En septiembre de 2021, el juicio con jurado popular culminó con duras condenas. El hombre, considerado el inductor del crimen, recibió prisión permanente revisable por asesinato, además de seis años por inducción a la prostitución y detención ilegal. La mujer, autora material de las puñaladas, fue condenada a 20 años en un psiquiátrico penitenciario y 10 años de prisión, con atenuantes por su trastorno límite de personalidad y confesión. “El hombre fue el auténtico asesino, manipulando a la mujer, cuya debilidad mental aprovechó para convertirla en autora material. Es un caso de asesinato por persona interpuesta”, subraya Charro.
"El hombre fue el auténtico asesino, manipulando a la mujer, cuya debilidad mental aprovechó para convertirla en autora material. Es un caso de asesinato por persona interpuesta"
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El juicio se celebró con jurado popular
Un pueblo marcado para siempre
Aizarnazabal, un lugar donde reinaba la calma, no volvió a ser el mismo tras este crimen. El agroturismo donde ocurrió el asesinato cerró y fue adquirido por un particular. Este caso, el primero en Gipuzkoa con una condena a prisión permanente revisable, dejó una huella imborrable en la memoria colectiva.

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