Un economista explica el coste económico que tiene la corrupción para la economía de España: "Cuidado aquí"
"Los recursos públicos se desvían y dejan de buscar lo mejor para el sistema", afirma Carlos Medrano, economista y profesor universitario

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Pamplona - Publicado el
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Un economista ha explicado en COPE el coste económico que le supone a un país los casos de corrupción. El problema es que a la cantidad económica de la que se trate, influye de manera directa en las inversiones. España está siendo noticia estos días por la investigación de casos de corrupción. Navarra está en el epicentro de las informaciones con Santos Cerdán como protagonista.
La corrupción frena la inversión, estanca la innovación y empobrece a toda la sociedad
Economista y profesor universitario
La corrupción no solo es un problema ético o político: tiene un profundo impacto económico. Así lo explica Carlos Medrano, economista y profesor universitario, durante una entrevista en COPE Navarra en la que analiza los efectos que los casos de corrupción tienen sobre el crecimiento, la inversión, el gasto público y la confianza ciudadana.
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“Cuando un país tiene altos niveles de corrupción, lo primero que ocurre es que los inversores se alejan”, advierte Medrano. La corrupción genera inseguridad jurídica, y eso ahuyenta a los fondos que podrían generar riqueza y empleo. “Si inviertes y prosperas, pero luego alguien con contactos te expropia o manipula el sistema, ¿para qué vas a arriesgar tu dinero?”, planteó.
La innovación, otro motor clave del crecimiento, también se ve perjudicada. Según el economista, en un entorno corrupto no triunfa quien aporta mejores ideas, sino quien tiene los mejores contactos. “En mi pueblo dicen que el que tiene padrino se bautiza. Y en este contexto, ¿para qué innovar si lo que importa es a quién conoces?”, reflexionó.
Además, el gasto público deja de cumplir su función de mejorar los servicios. En lugar de buscar a la empresa más eficiente, se favorece a la que tiene más conexiones. Esto conduce a sobrecostes, adjudicaciones irregulares y una gestión ineficiente de los recursos públicos. “No se construye el mejor hospital, ni la mejor carretera: se construye lo que más conviene a ciertos intereses”, señaló Medrano.

Trabajos de repintado en el actual túnel de Belate
El impacto no se detiene ahí. Para el profesor, la corrupción degrada las instituciones y erosiona la democracia. La ciudadanía pierde la confianza, aumenta el cinismo y disminuye la exigencia hacia los representantes públicos. Todo ello, a su vez, reduce el crecimiento económico a largo plazo.
Medrano citó el libro ¿Por qué fracasan los países?, de Acemoglu y Robinson, para destacar cómo las instituciones inclusivas fomentan el crecimiento, mientras que las “élites extractivas”, que utilizan el poder en su beneficio, frenan el desarrollo. En algunos países, señaló, la corrupción puede restar hasta un 4% anual al PIB.
Durante la entrevista, el economista también abordó el papel del sector empresarial. Según explicó, en muchas ocasiones no hay verdadera competencia en los concursos públicos. “Se forman cárteles, se reparten las licitaciones, se redactan pliegos a medida. Todo esto lo ha denunciado la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC)”, indicó.

Dinero
Si una obra cuesta 100 y termina costando 150 para repartir mordidas, ese dinero sale del bolsillo de todos
Profesor universitario
La corrupción, insistió, no solo implica “meter la mano en la caja”. También existe cuando un funcionario o político favorece a una empresa a cambio de comisiones. Aunque ese pago se realice entre privados, el origen del dinero es público. “Si una obra cuesta 100 y termina costando 150 para repartir mordidas, ese dinero sale del bolsillo de todos”, recalcó.
El coste, por tanto, es doble: económico y social. “Los fondos europeos, por ejemplo, pueden ser revisados y, si hay irregularidades, la comunidad autónoma o el Estado puede tener que devolver el dinero. Esto significa menos inversión en educación, sanidad o infraestructuras”, explicó Medrano.
Pese al panorama, el economista llamó a evitar el pesimismo absoluto. “No todos los contratos están amañados. Hay muchos funcionarios que hacen bien su trabajo. Pero es esencial fortalecer los mecanismos de control y aumentar los recursos de organismos como la CNMC”, propuso.
No se trata de señalar a un partido u otro. No es una discusión entre el Madrid y el Barça. Se trata de exigir una democracia de calidad
Economista
Para Medrano, la solución pasa por exigir más transparencia, competencia real y responsabilidad política. “No se trata de señalar a un partido u otro. No es una discusión entre el Madrid y el Barça. Se trata de exigir una democracia de calidad”, sentenció.
El mensaje final fue claro: la corrupción no es solo un problema político, sino un lastre económico que impide el desarrollo y perjudica a todos los ciudadanos. Luchar contra ella no es una opción, es una necesidad para asegurar un futuro más justo y próspero.