TURISMO

De Azpilkueta a Amaiur

Viajamos al Valle del Baztan para visitar un pueblo nobiliario y la posible cuna de San Francisco Javier

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De Azpilkueta a Amaiur

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Hoy, de la mano de Patxi Pérez, volvemos al valle de Baztan, en concreto vamos a conocer dos de las localidades quizás las más reconocidas cada una de ellas por cuestiones diferentes y que ahora conoceremos, nos vamos hasta Amaiur y Azpilicueta.

Como has dicho, hoy volvemos al Baztan, ese maravilloso lugar con un encanto especial y que tanta importancia ha tenido a lo largo de los siglos, hemos hablado en otras dos ocasiones, en una conocimos Elizondo y la historia de la hidalguía de los baztaneses y en el otro recorrimos Arizkun, Erratzu y Ziga.

Hoy como bien has presentado, nos vamos a ir hasta Azpilkueta y Amaiur, son dos localidades muy especiales en el valle cada una por cuestiones diferentes.

Si te parece, vamos a irnos en primer lugar hasta Azpilicueta, que probablemente es una de las localidades más desconocidas del valle.

Me parece muy bien, seguramente muchos relacionan Azpilkueta con nuestro santo patron San Francisco Javier, como seguramente todos sabrán, el era, Francisco de Jaso y Azpilkueta, descendiente de la noble familia de los Jaso y de los Azpilkueta por parte de su madre María, y de donde descendía o incluso en donde se cree que nació es la localidad baztanesa de Azpilcueta, de donde eran los señores. Hay hasta una teoría escrita a primeros del siglo XX en la que se habla que hasta el propio Francisco pudo nacer aquí. Incluso el párroco del pueblo en 1922 don Juan Bautista Urrutia llego a decir que “en él fue concebido el glorioso santo” refiriéndose al palacio familiar de los Azpilikueta. Son teorías y no hay constancia alguna.

Lo que si que es cierto que existió ese palacio, que fue derruido tras la conquista del reino y por seguir fieles a los legítimos reyes navarros.

Azpilkueta lo forman el núcleo central y otros cuatro barrios, el de Apaioa en donde encontramos la única ermita dedicada a San Francisco Javier, fue construida en 1687 cada 3 de diciembre aquí se dan cita los vecinos para celebrar la festividad.

Además de este barrio, tenemos los de Arribiltoa, Zuaztoi y Urrasun, cada uno con una decena de caseríos.

Azpilkueta es como hemos dicho ya, una de las localidades mas desconocidas del Batzan pero así mismo es casi con toda probabilidad una de las más interesantes y la que ha mantenido su arquitectura casi inalterable y en donde encontramos muestras excepcionales de caseríos típicos baztaneses con tejados a dos aguas e incluso a cuatro y con las fachadas que parecen presumir de hidalguía con los escudos heráldicos, hay unos 37, algunos de ellos muy llamativos.

Después de este recorrido por Azpilicueta, ponemos rumbo a Amaiur.

Por todos es conocido Amaiur, como el último lugar que mantuvo viva la llama del reino de Navarra, en la actualidad cuando se habla de Amaiur todo gira en torno a la historia de Navarra, a su castillo, a la derrota de los que allí se encerraron y también al monolito que en recuerdo de lo que allí ocurrió en 1522 levantaron 4 siglos más tarde en 1922 nuestros políticos de aquella época que parece ser y visto lo visto tenían las cosas más claras que algunos que han llegado posteriormente.

Además del castillo, Amaiur tiene otra característica y es ese portillo en arco de medio punto por el que tenemos que pasar para acceder a la localidad y que parece que nos dice bienvenidos, oni etorri.

Amaiur es un ejemplo típico de pueblo-calle-camino, estando casi todas sus casas, casonas y palacios alineados paralelamente a lo largo de su larga calle principal, en una cuesta que viene del mismo monte y casi termina en él.

El caserío de la localidad es diferente al del retso del valle. Los hay con anchos aleros; varias casas tienen la fachada de entramado con la madera ricamente adornada; muchas tienen hermosas balconadas frontales e incluso alguna que otra lateral colgada sobre una belena. El conjunto da a esta vieja Villa, tantos años independiente, un aire distintivo lleno de personalidad y solera, difícil de ubicar.

Mención aparte merece el sobrio Palacio de cabo de armería de Borda, en el que destacan su fachada de piedra de sillería rojiza, los cinco arcos que dan acceso a su soportal, su balcón corrido sobre los tres huecos centrales del primer piso, su blasón centrado en la fachada, su amplio alero de madera tallada, y su tejado a cuatro aguas.

Y después de todo lo que hemos recorrido, tendremos que comer algo, seguro que tienes algo en mente.

Todos sabemos lo bien que se come en el valle del Baztan, pero hoy me quedo con algo tradicional, muy nuestro, muy de la zona y que después de subir a ver el monolito de Amaiur y las ruinas del castillo lo hemos de coger con ganas. Os invito a que entréis al antiguo molino a comeros un talo, esa típica torta elaborada con harina de maíz y agua a la plancha y a la que le podemos meter en su interior de chocolate a txistorra, queso o panceta, el que mas me gusta a mi es el de una buena panceta fresca con un poco queso de la zona.

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