Un arquitecto desvela el origen y evolución de Pamplona: la ciudad que 'comenzó por no existir'

El arquitecto Luis Tena explica en una nueva sección de COPE Navarra cómo la geografía, los Pirineos y los romanos definieron el nacimiento de la capital navarra

Alberto Sanz

Pamplona - Publicado el

2 min lectura

La cadena COPE en Navarra inaugura una nueva sección sobre la arquitectura de Pamplona de la mano del arquitecto Luis Tena, quien se sumerge en el origen y la evolución de la ciudad. Para entender su nacimiento, Tena recurre a una anécdota de Unamuno sobre un profesor que decía: "para conocer algo hay que imaginárselo antes de que existiera". Partiendo de esta base, el arquitecto lanza una idea provocadora: "Pamplona comenzó por no existir".

Pamplona comenzó por no existir""

Luis Tena

Arquitecto

La geografía como punto de partida

Antes de que el ser humano transformara el paisaje en lo que hoy se conoce como Antropoceno, solo existía la geografía: el territorio, el río y los desniveles. Por ello, Tena subraya que "estudiar la geografía que subyace debajo de la ciudad es algo muy interesante para conocerla y para entender la evolución de estas ciudades". Propone imaginar un mapa de Europa sin fronteras políticas, solo con sus grandes elementos naturales, como cordilleras y ríos, para comprender el enclave pamplonés.

Estudiar la geografía que subyace debajo de la ciudad es algo muy interesante"

Luis Tena

Arquitecto

En esa visión continental, Pamplona sorprende por su radical proximidad a los Pirineos, un pliegue geológico potentísimo que resulta fundamental para entender su origen. Esta cadena montañosa, comparable a los Alpes, ha sido una barrera natural que ha condicionado históricamente el paso entre la península ibérica y el resto del continente.

El factor romano y los pasos pirenaicos

Siglos antes de nuestra era, el Imperio romano se expandió como una gran fuerza urbanizadora, dejando un legado de obras públicas y, sobre todo, una vasta red de calzadas. Para Roma, comunicar sus territorios era crucial, y cruzar los Pirineos representaba un desafío mayúsculo para sus ingenieros, que buscaban siempre los trazados con pendientes más estables.

Fruto de ese esfuerzo, los romanos configuraron tres grandes pasos pirenaicos. Además del paso costero mediterráneo en la zona de Ampurias y otro en el área de Jaca, el tercer gran corredor fue el que conecta Saint-Jean-Pied-de-Port con Roncesvalles. Este último paso es el que condiciona de manera decisiva la ubicación del futuro asentamiento que daría lugar a Pamplona.

Un enclave vascón estratégico

A una escala más reducida, la geografía de Navarra se presenta como un 'continente en miniatura', con los valles prepirenaicos convergiendo en una zona media. Esta área es una meseta elevada que separa las cuencas de los ríos que vierten al Atlántico de los que fluyen hacia el Mediterráneo, como es el caso del río Arga.

En este territorio, antes de la llegada de Roma, habitaban los vascones. Las evidencias sugieren que existía un poblado o castro vascón precisamente en la zona donde nacería Pamplona. Este asentamiento se ubicaba en un lugar estratégico: una parte alta, a unos 40 metros sobre los meandros del río Arga.

La elección de este emplazamiento no fue casual, según detalla el arquitecto. La altura garantizaba la defensa y la vigilancia, mientras que la proximidad del río aseguraba el abastecimiento de agua y tierras de cultivo para la subsistencia. Este enclave ofrecía las condiciones idóneas para que una comunidad prosperara unida, sentando sin saberlo las bases geográficas de la futura capital navarra.

Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.