De los 562 participantes de este año, 386 lograron cubrir los 63 kilómetros que separan Logroño del Monasterio de Valvanera. Desafiaron al frío de la noche, que llegó a registrar temperaturas en torno a los dos grados.

Los servicios sanitarios tuvieron que atender a 76 personas, todas de carácter leve, entre ellas, once lipotimias y varias hipotermias. Decenas de voluntarios cubrieron el recorrido con avituallamientos de agua, fruta, caldo caliente, chocolate, bebida isotónica, café con leche, bizcochos, glucosa y barras energéticas.

Trece autobuses facilitaron el regreso de los caminantes hasta Logroño y otros puntos de origen.