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Seis buenas razones para visitar La Rioja

Una de las regiones más pequeñas de España combina a la perfección naturaleza, cultura y gastronomía para hacerse enorme como destino turístico y vacacional

Seis razones para visitar la tierra con nombre de vino

Carlos Cuartero

Tiempo de lectura: 5'Actualizado 09:01

Pocos lemas promocionales resultaron tan acertados en su día como aquel que definía a la perfección los recursos turísticos de toda una Comunidad Autónoma: 'La tierra con nombre de vino'. Porque referirse a La Rioja es citar una cultura milenaria inspirada en un producto que ha hecho bandera de toda una región. Un 'alimento' de cuerpo y alma que, históricamente, ha inspirado a poetas, agricultores, viajeros, políticos, guerreros, empresarios y hombres de Estado. Algo tan aparentemente sencillo como 'un vaso de bon vino', que dejara escrito el inmortal Gonzalo de Berceo, ha pasado a convertirse en el ADN de un pueblo que sabe disfrutar inmensa e intensamente de cada momento. Por algo dice un tal Carlos Herrera aquello de que "en La Rioja se vive dos veces".

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Destino exclusivo

La Rioja está preñada de pequeños lujos. Probar de una barrica en una bodega centenaria, en una visita exclusiva. Hospedarse en Valvanera o San Millán de la Cogolla, donde se encontraron las primeras palabras escritas en castellano. Disfrutar de la gastronomía típica riojana en un antiguo calado. Hacer una cata de vinos en un claustro o en medio de un bosque. Detalles inolvidables que tornan anécdotas en placer con mayúsculas.

Seis razones para visitar la tierra con nombre de vino

En una bodega, en un museo, en el claustro de un monasterio… En La Rioja existen lugares únicos para la celebración de cualquier tipo de evento. Pero también hay naturaleza. Ermitas y monasterios. Camino de Santiago. Embalses para la práctica de deportes acuáticos o una estación de esquí. Pueblos en los que apenas pasa el tiempo. Campos de golf. Mares de viñedo y personas dispuestas a compartir sus ganas de vivir intensamente cada momento.

Cuna del castellano

Tal y como explicó en cierta ocasión Manuel P. Villatoro, "la evolución de la lengua se asemeja a un río que, tras brotar puro, termina ramificándose en varios afluentes y adaptándose al terreno que atraviesa". Un ejemplo lo tenemos en lo que le ocurrió al latín de los políticos y legionarios romanos que arribaron a Hispania. Encontrar el momento exacto en el que comenzó a forjarse la transformación del latín en castellano puede parecer complicado. Sin embargo no es así. En nuestras tierras, uno de los dos monasterios de San Millán de la Cogolla (Suso y Yuso) se convirtió, alrededor del siglo X, en testigo de excepción del nacimiento de las primeras palabras escritas en castellano.

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Seis razones para visitar la tierra con nombre de vino

Entre los siglos XII y XIII, transitó por allí Gonzalo de Berceo, el primer poeta castellano reconocido. Es de suponer que este genio de las letras se perdió también por los verdes senderos que rodean el pueblo y se deleitó escuchando otra de sus atracciones: la berrea (el singular sonido que emiten en época de celo los ciervos).

El nacimiento del pueblo está ligado a unas pequeñas cuevas ubicadas en la sierra donde residió San Millán, un ermitaño alrededor de quien se creó una ferviente comunidad religiosa entre los siglos V y VI. Durante su vida, el santo fundó el hoy monasterio de Suso (cuyo significado en latín es «arriba»). Fue precisamente en su scriptorium donde, allá por el siglo X, un monje dio forma a las primeras palabras puestas sobre papel en romance (posteriormente, nuestro castellano). Lo hizo en un códice emilianense escrito en latín, y en forma de glosas. Unas pequeñas anotaciones al margen de las páginas para aclarar, en la lengua que entonces comenzaba a hablar el pueblo llano, lo que quería decir el texto original. Por ello son conocidas como 'Glosas Emilianenses'. El autor se permitió, además, escribir alguna aclaración en vascuence.

Suso fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1997. Este es un honor que comparte con su hermano menor, el monasterio de Yusoabajo»), fundado en 1053 y levantado en una zona más accesible para albergar los restos de San Millán. A día de hoy, el edificio custodia una treintena de cantorales cuyo peso llega (en algunos casos) hasta los 60 kilos.

Calle Laurel

Probablemente sea la calle más popular de Logroño y una de las más conocidas de España. La Laurel es uno de los puntos más concurridos y visitados de la capital riojana. Y es así porque en esta calle peatonal y otras tres aledañas se dan cita más de 72 bares y restaurantes donde se disfruta de tapas y pinchos acompañados de los mejores vinos de Rioja.

Muy próxima la calle Bretón de los Herreros, en pleno centro histórico de Logroño, cerca del Mercado de San Blas y a apenas 50 metros del paseo de ‘El Espolón’, se encuentra La Laurel, un oasis gastronómico para los amantes del buen comer y el mejor beber.

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La Laurel es un sector de la ciudad formado por 4 calles: Laurel, San Agustín (que discurren paralelas) y dos pequeñas calles más que unen las dos vías principales (Albornoz y Travesía de Laurel). Su recorrido, de poco más de 300 metros, configura una de las rutas gastronómicas de pinchos más famosas de España con una fama que trasciende nuestras fronteras.

A esta zona se la conoce también como la ‘Senda de los elefantes’, término acuñado por los propios logroñeses porque según ellos mismos explican “si te tomas el vino que te van a servir en cada bar es muy probable que acabes trompa”.

Seis razones para visitar la tierra con nombre de vino

Una de las características esenciales de La Laurel es que cada local cuenta con su pincho estrella, su pequeña propuesta gastronómica más conocida, que, en ocasiones, llega a confundir el nombre del local con el del pincho. Algunos establecimientos solo ofrecen esa joya culinaria y otros, además de su pincho estrella, brindan una mayor variedad.

El Rasillo

Muchos de los 174 municipios que dan forma a La Rioja disponen de recursos más que suficientes para hacer del pueblo un reclamo de primerísimo nivel en cualquier época del año. Y por supuesto, también en verano. Más, si cabe, cuando venimos de una claustrofóbica primavera después de la cual sólo queremos disfrutar de espacios abiertos y de esa sensación de libertad que nos ha estado vetada como consecuencia del confinamiento.

Uno de los pueblos más turísticos de la región, que ofrece maravillosas experiencias entre la montaña y el agua, es El Rasillo. Una localidad serrana de tradición ganadera, que tiene un patrón con nombre de campo de fútbol y ofrece la posibilidad no sólo de pasear entre pinaresy hayedos o practicar la escalada y la pesca. Sino también disfrutar de su maravilloso Club Náutico en el pantano González Lacasa, cuyas actividades se reanudaron a finales de junio.

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Cientos de turistas disfrutan cada verano de las tardes y noches en esa maravillosa localidad, a la que se puede llegar cómodamenteen poco más de 40 minutos desde Logroño (N-111) para disfrutar de sus hospitalarias y cómodas casas rurales, su siempre suculenta y variada gastronomía, su envidiable paisaje y sus agradables (muchas veces fresquitas) noches estivales.

Enoturismo en La Rioja

En la tierra con nombre de vino, las conversaciones en los parques, la vida de los riojanos, las noticias en los medios de comunicación giran en torno a este producto estrella. El vino es una cultura, una forma de vida que podrás experimentar en tu visita a La Rioja.

Seis razones para visitar la tierra con nombre de vino

Aunque no sepas nada sobre vino, incluso aunque no te guste beberlo, el enoturismo o turismo del vino tiene una actividad para hacerte disfrutar personalmente. Puedes visitar un viñedo para conocer los trabajos que se realizan en la viña, practicar deportes entre viñedos, experimentar el pisado de la uva o los trabajos de un viticultor. Por supuesto, también podrás visitar una bodega, o dos, o tres... en La Rioja hay más de un centenar de bodegas con visita turística de las más de 500 que hay registradas en la comunidad.

Seis razones para visitar la tierra con nombre de vino

Podrás admirar los tesoros del museo del vino 'Vivanco' y aprender disfrutando en un curso de cata. El vino se comparte y su mejor compañera es la gastronomía. Una experiencia única es comer en una bodega o disfrutar de un menú maridado, cada plato con su vino. Pero la experiencia enoturística no acaba ahí, se puede disfrutar del vino incluso sin beberlo, con un relajante tratamiento de vinoterapia aprovechando los poderes antioxidantes de la uva de Rioja.

Guía del Románico

La Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico ha publicado la guía ‘Todo el románico de La Rioja’, una obra de Minerva Sáenz Rodríguez, profesora de Historia del Arte de la Universidad de La Rioja, que reúne los 163 vestigios románicos censados en esta comunidad.

Seis razones para visitar La Rioja

El libro, del que se han editado 1.000 ejemplares, está ya a la venta al precio de 24 euros en librerías, tiendas especializadas y en la tienda online de la Fundación Santa María la Real.

La guía de La Rioja se suma a otras publicaciones similares, de la misma colección, centradas en las provincias de Ávila, Burgos, Cantabria, Guadalajara, León, Navarra, Palencia, Segovia, Soria, Valladolid y Zamora.

En esta atractiva guía, la profesora documenta163 testimonios románicos, con más de 400 imágenes y un análisis exhaustivo de las obras, tanto por orden alfabético como con arreglo a su interés artístico y a través de apuntes históricos y análisis de sus aspectos exteriores e interiores.

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