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Los acusados por los desórdenes del 31 de octubre en Logroño niegan su participación: "Yo no estuve ahí"

Las vistas se prolongarán hasta el viernes y el Ministerio Fiscal solicita la mayor pena, 15 años y medio de cárcel, para el principal responsable de los hechos, único procesado

Comienza el juicio contra los acusados por desórdenes tras los disturbios del 31 de octubre de Logroño

Juicio contra los acusados por desórdenes tras los disturbios del 31 de octubre de Logroño

Álvaro de los Ríos / Rocío Ruiz / Agencias

Tiempo de lectura: 7'Actualizado 18:40

En la Audiencia Provincial ha comenzado este lunes, 18 de octubre, el juicio contra los ocho acusados por los desórdenes y destrozos ocurridos tras la concentración del 31 de octubre con la primera vista oral de las sesiones previstas.

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El Fiscal solicita penas de entre 5 y 15 años y medio para los acusados. Tal y como relata el escrito de acusación, los hechos se remontan a las 20,00 horas del pasado 31 de octubre de 2020, en el Paseo del Espolón de Logroño, cuando tuvo lugar una concentración de entre cuatrocientas y quinientas personas "que no había sido comunicada a la Delegación del Gobierno de La Rioja".

La concentración se convocó, de manera informal, a través de las redes sociales, en protesta por el cierre de los establecimientos de hostelería de la ciudad y contra las medidas acordadas para prevenir la propagación del virus Covid-19.

Transcurridos unos diez minutos, unas veinte personas de entre los congregados comenzaron a lanzar bengalas y petardos hacia los agentes uniformados del Cuerpo Nacional de Policía, que formaban parte de un dispositivo establecido para prevenir posibles incidentes.

Un gran número de los congregados comenzó a lanzar objetos hacia los agentes, tales como arquetas de alcantarillado, adoquines, postes de madera, señales de jardín y latas de bebidas. Asimismo, diversas personas desplazaron mobiliario urbano, como contenedores y papeleras, que situaron a modo de parapeto; utilizando también para dicho fin los soportes de madera de una exposición de fotografía ubicada en el Paseo del Espolón.

El coste de reponer la exposición a su estado anterior ascendió a la cantidad de 12.656,60 euros. En vista de los acontecimientos y dada la situación de peligro la Policía realizó una primera carga con material antidisturbios. Con ello, los congregados retrocedieron hacia la calle Miguel Villanueva pero, después, volvieron y persistieron en su actitud, acometiendo a los agentes. Estos últimos se vieron en la necesidad de realizar nuevas cargas hasta desalojar el Paseo del Espolón, con lo que los protagonistas de los disturbios se dispersaron por las calles adyacentes, si bien el mayor número se concentró en la confluencia de la calle Vara de Rey con la Avenida Gran Vía y en la Plaza de la Paz, lugares en los que numerosas personas continuaron lanzando objetos a las dotaciones policiales y cruzaron contenedores en la calzada de la Calle Vara de Rey, llegando a prender fuego a ocho de ellos y causando desperfectos en otros cuatro.

Los desperfectos causados en los contenedores y en el mobiliario urbano, así como las tareas de limpieza y reposición del espacio público a su estado anterior (incluidos los gastos derivados de la intervención de los bomberos) ascendieron a 17.803,10 euros. Los vehículos policiales recibieron numerosos impactos de los objetos arrojados contra los mismos; ascendiendo el importe total de la reparación de los desperfectos a la cantidad de 2.252,12 euros.

Durante los hechos que motivaron la intervención policial resultaron lesionados nueve agentes uniformados por impactos de piedras u otros objetos contundentes lanzados hacia ellos. Por otra parte, diversas personas golpearon los escaparates del establecimiento Lacoste situado en la Calle Vara de Rey con Doctores Castroviejo y arrojaron objetos contra los mismos.

Tras ello, varias personas entraron en dicho establecimiento y se apoderaron de mercancías, marchándose del lugar tras causar desperfectos en el interior de la tienda (en el ordenador, máquina registradora y maniquís), así como llevándose dinero de la máquina registradora. Para el fiscal, los hechos descritos suponen un delito de desórdenes públicos previsto; un delito de atentado a agentes de la autoridad en relación de concurso ideal con dos delitos de lesiones y con siete delitos leves de lesiones.

También, un delito de daños y un delito de robo con fuerza en las cosas en establecimiento abierto al público fuera de las horas de apertura.

Les pide a los acusados penas que van de los 15,6 años para un acusado que se encuentra en situación de prisión provisional desde el 15 de noviembre de 2020 y que el fiscal considera "instigador e iniciador" de la rotura de escaparates; hasta los cinco años. En total, las penas suman 77,6 años.

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"Yo no estuve ahí", declara el principal acusado, que sólo ha querido responder a su abogado

Dos acusados coinciden en relatar que pidieron ingreso psiquiátrico por "delirios" pero se lo negaron y dijeron: "Ya se le pasará"

Los ocho acusados por los desórdenes ocurridos el pasado 31 de octubre han negado su participación y se han aferrado a informes toxicológicos y de salud mental. Las defensas, además, han puesto en duda la legalidad, y veracidad, de las grabaciones ciudadanas. Todas piden la libre absolución de sus defendidos.

En la mañana de hoy, la Audiencia Provincial desarrolla la primera de las sesiones previstas hasta el próximo jueves, o viernes, con la declaración de cuestiones previas, por las partes, así como con el testimonio de los ocho acusados, para los que se piden penas que van desde los cinco hasta los quince años y medio.

El primero en declarar ha sido L.M, al que la Fiscalía cree "instigador", que se encuentra ya en prisión y al que se le piden quince años y medio. Siendo su derecho, ha decidido contestar sólo a su abogado al que ha empezado diciendo que ese día estaba en su casa.

Se enteró de la concentración por la redes, pero ha negado estar en El Espolón, donde comenzaron los altercados. Ha calificado como falso testimonio que dejara un mechero.

Sí ha reconocido participar de la rotura del escaparate de Lacoste: "No creo que fuera el primero", ha dicho a este respecto y después ha declarado que rompió el tercer cristal.

Ha relatado que quedó con un amigo y una amiga y fueron directamente a la peatonal de este establecimiento cuando "ya estaba el lío hecho" y ha asegurado que "estaba todo destrozado" cuando llegó.

En cuanto a su Instagram, ha dicho que nada de lo publicado tiene que ver con la concentración, explicando que tiene que ver con su "vivencia" diaria y el trato que recibe de la policía.

También ha contado que en la cárcel se ha autolesionado por la "rabia e impotencia" de su situación. Ese día, ha reconocido, había consumido "alcohol y algo más antes de salir de casa".

A continuación, S.F ha respondido al Fiscal que ese día "estaba trastornado": "Tengo un problema sicológico y estaba deambulando por el Espolón", ha dicho contando que "era la comidilla" que iba a haber una concentración "contra el cierre de bares".

Ha relatado que vio "muchísima gente que lanzaba piedras" pero él estaba "simplemente viendo". "Que venga el que quiera y diga que he tirado piedras, que no es cierto", ha aseverado, reconociendo simplemente que cogió unas zapatillas del escaparate roto, pensando: "Antes de que se las lleve alguien me las llevo yo".

Ha dicho que "pasaban delirios" por su cabeza y que había pedido el ingreso psiquiátrico pero no se lo concedieron. Ha dicho, en un momento, que sólo recordaba lo que ocurrido por sus padres. Pero, en otro momento, ha contado que fue detenido porque se ofreció a meterse dentro del furgón policial para evitar que se llevaran de malas maneras a otra chica.

J.B ha asegurado no saber que estaba prevista la concentración cuando recibió la llamada de un amigo, que le avisó de que estaban pasando "cosas con la policía".

Atravesó el Espolón y, cuando llegó al Banco de España, estaban "todos los contenedores en fila". Ha mantenido que no participó en nada ni tiró ninguna piedra.

Sí ha reconocido coger un maniquí y unas zapatillas y ha contado haber estado en la Unidad de Psiquiatría del San Pedro por "mal comportamiento en casa".

Ha repetido la declaración de S.F literal: "Pedí el ingreso pero no me hicieron caso y dijeron, ya se le pasará". También ha repetido la declaración de S.F relativa a que le metieron en el furgón porque quiso evitar que se llevaron a otra chica.

J.C, al que la policía asegura haber visto "a cara descubierta" ha asegurado que estaba en casa con su mujer.

B.G ha querido "aclarar" la declaración judicial, rechazado "la palabra rebeldía" y explicando que "no es rebeldía contra la policía". Ha relatado que acudió a la concentración para defender su puesto de camarera, porque no podía permitirse vivir un sólo mes sin su sueldo, único sustento porque no tiene ayudas familiares.

Ha asegurado que coincidió con otras personas que defendían lo mismo que ella, pero con violencia. "Me da la sensación de que usted también actuaba de forma apasionada", le ha dicho el fiscal mientras ella ha contado que se vio inmersa en una "estampida" y acabó "en el bando equivocado"; un bando "agresivo" que estaba "reventando" su "reclamo de trabajo".

"No se nos estaba escuchando porque habían reventado la manifestación hostelera", ha dicho; así, ha explicado, cuando dice "a por ellos", no se refiere a la policía sino a las personas que querían estropear la manifestación.

Incluso ha dicho que se "protegió" con uno de los contenedores y que, terminados los disturbios, bajó dos cafés a unos agentes. "Pido perdón sólo por el hecho de haber estado allí", ha dicho.

En cuanto a las grabaciones, mientras desde la defensa se ha señalado que "aún partiendo de la legitimidad de la grabación" ciudadana será necesario verificar que no ha habido manipulación de la misma, la acusación se ha manifestado "radicalmente en contra" de rechazar esta prueba que, además de contar con el origen de las imágenes, tiene verificación policial. El magistrado ha decidido que lo valorará en la sentencia.

La Audiencia Provincial ha iniciado hoy lunes, 18 de octubre, el juicio contra los ocho acusados por los desórdenes y destrozos ocurridos tras la concentración, convocada sin el necesario permiso y a través de la redes sociales, el pasado 31 de octubre contra las medidas previstas ante la expansión del virus COVID-19.

Hoy se desarrolla la primera vista oral de las sesiones previstas, que se alargarán hasta el jueves o el viernes, momento en el que quedará visto para sentencia.

Para la fiscal, los hechos descritos suponen un delito de desórdenes públicos previsto; un delito de atentado a agentes de la autoridad en relación de concurso ideal con dos delitos de lesiones y con siete delitos leves de lesiones. También, un delito de daños y un delito de robo con fuerza en las cosas en establecimiento abierto al público fuera de las horas de apertura.

G.B ha negado haber participado en los hechos y ha relatado cómo, a las once de la noche, vio un pantalón en una papelera y, cuando la policía le detuvo por incumplir el toque de queda, se lo vieron.

Ha asegurado no haber sido consciente de por qué estaba ahí el pantalón y ha dicho que pasaba por allí porque su padre le había pedido guardar en el garaje el coche y que se dirigía a casa de su novia.

H.P vio el "barullo" y casualmente vio dos pantalones, así que los cogió. Pero como tenían etiqueta, se puso nervioso, "la secreta" le siguió y le pillaron.

El fiscal le ha mostrado un vídeo de aquella noche, en el que se le vería sacando la ropa, pero se ha mantenido en su versión de que los había encontrado "debajo de un árbol" y "tiró para casa" pero cuando vio las etiquetas pensó: "Malo".

D.C ha negado haber estado en El Espolón a pesar de lo dicho en su declaración policial: "No sé si lo apuntaron mal o lo entendieron de otra manera".

"Yo estaba en Avenida de Madrid, sabíamos que había una manifestación, que pensábamos pacífica, y como mi padre estaba ingresado y tenía un bar decidimos acudir pero, cuando vimos el alboroto, decidimos verlo de lejos", ha relatado.

Ha dicho haber tenido el "impulso", del que se arrepiente, y haber cogido ropa de Lacoste al ver que se había roto el escaparate. "Fueron quince segundos y pasó tan rápido que ni lo recuerdo", ha dicho.

Luego ha explicado que se asustó al ver a la policía y ha negado haber tenido "una piedra en la mano" ni otra cosa. Instado a recordar que entró en el escaparate y un maniquí le dio en la cabeza ha dicho: "Sí que me dio, pero fue tan rápido que no recuerdo nada".

Mañana continúa el juicio, que se prolongará hasta el jueves o viernes, cuando quedará visto para sentencia.

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