Llega a los campos de España y el fenómeno es irreversible: Está cambiando el color
Más de 70.000 hectáreas en España para un cultivo que transforma el campo español
Campos del valle del Ebro
Logroño - Publicado el
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Cada primavera, los campos de buena parte de España se cubren con un vibrante manto amarillo que llama la atención de locales y turistas. Es la colza, o Brassica napus, una planta de la familia de las brasicáceas que florece especialmente durante el mes de abril y que ha vuelto a ganar protagonismo en el paisaje agrícola español.
Más de cuatro décadas después del trágico escándalo del aceite de colza desnaturalizado que causó la intoxicación de más de 20.000 personas y provocó la muerte de al menos 1.100 ciudadanos en los años 80, el cultivo de esta planta vuelve con fuerza a los campos españoles. Aunque el recuerdo del síndrome tóxico persiste en la memoria colectiva, la variedad actualmente cultivada y los estrictos controles de producción y uso hacen que no exista ningún riesgo sanitario asociado.
Campos de colza en flor
PARA QUÉ SE CULTIVA LA COLZA
La colza se cultiva hoy en día con fines bien distintos y seguros, se destina principalmente a la producción de aceite vegetal para consumo humano, biodiesel y forraje animal. Además, su aprovechamiento agrícola se está viendo potenciado por su buena adaptación al cambio climático y su papel como cultivo alternativo en la rotación de cereales. Una oleaginosa de alto rendimiento.
La variedad más común en nuestros campos es la colza olerácea, también conocida como raps o canola. Es una planta robusta, con un tallo que puede alcanzar los 150 centímetros y hojas de hasta 40 cm. Su capacidad de adaptación, su resistencia a la sequía y sus buenos rendimientos en aceite, con contenidos que superan el 40% en algunas variedades, la convierten en una opción rentable para el agricultor.
Campos de España
España, que hasta hace unos años importaba la mayor parte del aceite de colza de países como Canadá, Francia o Alemania, ha incrementado significativamente la superficie cultivada. Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, se superan las 70.000 hectáreas sembradas, principalmente en Castilla y León, Aragón, Navarra y Andalucía. Un paisaje que también genera riqueza
Colza
Más allá del aprovechamiento agrícola, la floración de la colza se ha convertido en un atractivo turístico en sí mismo. Cada año, especialmente en abril, miles de personas se acercan a fotografiar y disfrutar de estos campos amarillos que recuerdan a los paisajes de la Provenza francesa o los campos de mostaza de La India. Municipios rurales han sabido aprovechar este fenómeno para dinamizar su economía local, con rutas de senderismo, fotografía y actividades agroturísticas vinculadas al paisaje en flor.
El sector de la flor cortada y plantas ornamentales, que incluye cultivos como el de la colza cuando se emplea para paisajismo o valor estético, genera en España un volumen de negocio anual superior a los 325 millones de euros, según la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas Vivas (FEPEX).
La flor de la colza, por tanto, es mucho más que una bonita postal primaveral: es símbolo de resiliencia, motor económico y apuesta por un modelo agrícola más diversificado y sostenible.