El jurado popular cree culpable al acusado del atropello de Haro pero incide que sus capacidades estaban anuladas

El jurado popular ha considerado culpable a M.O.R., el acusado del atropello de Haro, de arrollar con su vehículo a un grupo de sanitarios en el aparcamiento del centro de salud de Haro, el 4 de septiembre de 2023. Como resultado del atropello, un profesional falleció y otros cinco resultaron heridos. Ocho de los nueve miembros del jurado han apoyado esta decisión.

Sin embargo, por mayoría de siete votos, el tribunal también ha concluido que el acusado no puede ser considerado penalmente responsable, al encontrarse bajo los efectos de un brote psicótico grave derivado de su esquizofrenia paranoide, lo que anulaba completamente su capacidad de comprender y actuar conforme a la legalidad.

un veredicto condicionado por la salud mental

El juicio se celebró entre el 26 y el 30 de mayo en la Audiencia Provincial. Durante esas jornadas, el tribunal escuchó a numerosos peritos, forenses y psiquiatras que han tratado al acusado tanto antes como después del suceso, ya en prisión. A pesar de que tenía derecho a hacerlo, M.O.R. no declaró en ningún momento durante el juicio ni asistió a las sesiones, aunque sí estuvo presente en la lectura del veredicto.

El tribunal debía determinar si el acusado, diagnosticado con esquizofrenia paranoide, actuó bajo un brote tan intenso que le impidió distinguir el bien del mal. La conclusión mayoritaria es que así fue.

Internamiento psiquiátrico o condena de prisión

En cuanto a las consecuencias legales, el Ministerio Fiscal solicita que M.O.R. sea absuelto penalmente y que, en su lugar, se ordene su internamiento en un centro psiquiátrico durante 25 años, al considerar que concurre una eximente completa por anomalía psíquica. Le imputa un delito de asesinato consumado y otros cinco en grado de tentativa.

Sin embargo, las acusaciones particulares mantienen su petición de penas de cárcel. Algunos letrados, incluso, han elevado la calificación inicial de homicidio a asesinato, al entender que las capacidades del acusado estaban solo parcialmente afectadas y no anuladas del todo.

Por su parte, la defensa insiste en la absolución total, argumentando la incapacidad completa de su cliente para ser consciente de sus actos debido a su enfermedad mental.