Diez consejos para ahorrar en calefacción mientras teletrabajas
Saber utilizar de forma eficiente la energía es fundamental para reducir gastos y no contaminar en exceso
Carlos Cuartero
Tiempo de lectura: 3'
Actualizado 15:57
Las temperaturas ya han comenzado a bajar en buena parte de España y en la mayoría de los hogares se recurrirá en los próximos días al encendido de la calefacción para evitar pasar frío.
Saber utilizar de forma eficiente la energía es básico para reducir gastos y no contaminar en exceso. Sobre todo ahora, en tiempos de pandemia, en los que cada vez trabaja más gente desde casa.
Así que ante este escenario, te ofrecemos las mejores recomendaciones para ahorrar el máximo en la factura de gas natural y/o de luz durante los meses de frío. Consejos que también te resume con su voz Javier Martínez Moronta, arquitecto experto en Análisis Energético de las Edificaciones y director del Máster en BIM Management de UNIR
1. Temperatura óptima
En el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) recomiendan mantener la casa a 21 grados, ya que es la temperatura considerada como necesaria para calentar una vivienda. Conviene recordar que cada grado adicional de la calefacción supone un gasto de 35 euros anuales. Para conseguir este objetivo, los expertos recomiendan colocar válvulas termostáticas en radiadores o termostatos programables, un sistema que permite un ahorro del 8 al 13% de energía
2. Apagar y bajar el termostato
Lo más eficiente es apagar la calefacción por la noche y volver a encederla por la mañana después de ventilar la casa y cerrar las ventanas. Al salir de la vivienda, conviene reducir la temperatura a 15 grados sin apagar del todo el termostato.
3. No cubrir los radiadores
Si se dificulta la difusión del aire caliente con muebles cercanos o ropa húmeda encima para que se seque antes que en el tendedero, el consumo será mayor y por tanto, también la factura.
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4. Mantener el equipo
Las revisiones a tiempo de la caldera individual permitirán ahorrar hasta un 15% de energía. Asimismo, se deben purgar los radiadores al menos una vez al año. El proceso de limpieza habrá culminado cuando empiece a salir solo agua y no expulsen aire.
5. Aislar la vivienda
Los expertos aseguran que cambiar las viejas ventanas por unas con vidrios dobles separados por una cámara intermedia garantiza un ahorro de hasta el 50% en la factura. La carpintería también es importante. Las denominadas con rotura de puente térmico contienen material aislante entre la parte interna y externa del marco. Por otro lado, las pequeñas mejoras en el aislamiento conllevan ahorros de hasta un 30%. Por ejemplo, una capa de tres centímetros de corcho, fibra de vidrio o poliuretano tienen la misma capacidad aislante que un muro de piedra de un metro de espesor.
6. Utilizar energías limpias
El carbón, el gasoil y la electricidad para calentar una casa suspenden en eficiencia. El gas natural es la mejor opción como fuente de energía, al igual que otras renovables como la biomasa o la geotermia.
7. Zonificar el calor
Para ahorrar se debe zonificar la calefacción en cada habitación y hacerlo en base a diferentes horarios. Algunos sistemas operan de forma automática en base a los hábitos de los residentes en la vivienda por los horarios o la detección de personas presentes en cada espacio.
8. Ventilar de forma adecuada
Si se quieren evitar fugas del calor generado durante toda la jornada, es conveniente bajar las persianas y cerrar las cortinas por la noche. Durante el día, hay que dejar entrar la luz del sol a través de los cristales y no ventilar durante más de 10 minutos.
9. Comparar compañías
Hay herramientas para comparar ofertas de las diferentes empresas suministradoras con el objetivo de ahorrar hasta 66 euros en la factura del gas. Algunos expertos recuerdan que para realizar el cambio solo es necesario comunicarlo a la nueva compañía, que se encargará de todos los trámites necesarios.
10. Aprovechar las ayudas del Gobierno
Existe un bono social térmico para consumidores vulnerables. La ayuda mínima es de 25 euros y a partir de ahí, la cuantía va subiendo en función del grado de vulnerabilidad del consumidor y la zona climática en la que se sitúe la vivienda.
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