Palma pierde 400.000 cruceristas: ¿Se hunde el turismo de cruceros en Mallorca?

Los cruceros ya no llegan como antes y eso se nota en el puerto, en las paradas de taxi y en las tiendas del centro

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Crucero en el Mediterráneo

Sofia González Vázquez

Mallorca - Publicado el

3 min lectura

El turismo de cruceros en Mallorca atraviesa una situación muy distinta a la de hace apenas unos años. El puerto de Palma recibió el último año alrededor de 1,8 millones de pasajeros, lo que supone casi 400.000 menos que antes de la pandemia. A esta caída en el número de viajeros se suma otro dato significativo: se contabilizaron un centenar menos de escalas de barcos en comparación con los años de máximo auge. El impacto ya se deja notar en el día a día de la ciudad y en sectores muy dependientes de esta actividad, desde los taxistas hasta las tiendas de recuerdos, que han visto cómo la afluencia de clientes se reduce de manera notable.  

 De la saturación a la caída:  

Las razones de este retroceso son varias, pero hay una principal que todos los agentes señalan. Se trata del acuerdo alcanzado entre el Govern balear y las navieras para limitar el número de cruceros que pueden coincidir en el puerto de Palma. El objetivo de ese pacto no era otro que reducir la saturación turística en la capital balear, que en los últimos años había provocado protestas vecinales y encendidos debates políticos. Desde la Autoridad Portuaria de Baleares aseguran que el acuerdo se cumple sin fisuras. “El acuerdo se está aplicando a la perfección y se respetan los cupos diarios de llegada de cruceros”, recalca el presidente de la Autoridad Portuaria, Javier Sanz. 


A esa limitación pactada se une una recuperación tras la pandemia que todavía no ha conseguido devolver el tráfico de pasajeros a los niveles de 2019. La foto, sin embargo, no es del todo uniforme.

 En la primera mitad de este año, el puerto de Palma recibió algo más de un millón de cruceristas, lo que supuso un ligero repunte respecto a 2024 y dio algo de oxígeno al sector. Sin embargo, los meses de invierno marcaron un fuerte retroceso en la llegada de pasajeros. Esta caída estacional genera dudas sobre si Mallorca ha perdido atractivo para las navieras o si se trata de simples altibajos ligados al calendario. Lo cierto es que el comportamiento desigual de las cifras ha abierto un debate que aún no tiene respuesta.  

Mientras las instituciones discuten sobre el modelo turístico, los taxistas del puerto de Palma viven en carne propia el descenso de cruceristas. Muchos de ellos, que en los años de máxima actividad podían llenar una jornada entera con carreras consecutivas, reconocen que ahora el panorama es muy distinto. “Antes hacías varias carreras seguidas en un día de cruceros, ahora puedes esperar horas en la parada sin que llegue un cliente”, explica resignado uno de ellos. 

La situación se repite en los comercios del centro, especialmente en las tiendas de souvenirs que dependían casi en exclusiva de estos visitantes. “Cuando bajaban tres barcos a la vez, la tienda se llenaba de cruceristas. Ahora la caja se queda medio vacía”, asegura la dependienta de un establecimiento próximo a la Catedral.

 ¿Cambio temporal o tendencia de futuro?  

La gran incógnita es si esta bajada de cruceristas es solo temporal y responde a la resaca de la pandemia o si, por el contrario, marca un nuevo escenario para el turismo de Baleares. Los datos reflejan que Palma ha perdido fuerza como destino de cruceros y que la economía local ya lo siente. Desde las autoridades portuarias insisten en que la regulación era necesaria para evitar la saturación, pero sobre la mesa queda una cuestión difícil de responder: ¿volverán los cruceros a llenar Palma como antes o la isla ha iniciado un cambio de rumbo definitivo?  

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