El encuentro ante el Celta desnuda las carencias del RCD Mallorca

Hubo momentos de sopor en el estadio de Son Moix, en los que no pasaba nada. Ni el Mallorca proponía ni su gente alentaba. La calma chicha se convirtió en alboroto al final, las caras de aburrimiento pasaron a ser de tensión y expectación.

Cuando el mallorquinista se altera es que su equipo roza el gol o que el árbitro le está crispando. En esta ocasión fue lo primero, el Mallorca empezó a empujar hacia adelante. Donde no llegaba el juego trenzado o las combinaciones empezó a llegar el entusiasmo. Incluso pareció más un partido de los de la época Aguirre, cuando el equipo esperaba más y trataba luego de desnudar las carencias del rival y tenía arrestos para hacerlo.

En el primer tiempo y en el calor de las cinco de la tarde de un día de Agosto en Mallorca (las ocurrencias de LaLiga), las cosas fueron alternándose. El Celta parecía más solvente pero el Mallorca lograba trenzar alguna buena jugada y generó un par de situaciones buenas, con Mateo Joseph y Asano, pero mal finalizadas. 

Fue el inesperado gol de Javi Rueda el que lo cambió todo, inesperado porque no estaba pasando gran cosa y el Mallorca estuvo muy desafortunado en su forma de defender desde medio campo hacia atrás. Hugo Sotelo puso con toda la comodidad del mundo un buen pase, no estuvo apretado ni molestado siquiera. Ese balón entre central y lateral lo aprovechó bien Rueda y para acabarlo de arreglar Leo Román se quedó a medio camino, no tenía tiempo de achicar más, quizá no era necesario ir a ese balón y debió replegarse hacia portería. 

Desnudo.-

El RCD Mallorca desnudó todas sus carencias en este partido, en un duelo en el que se puede medir más cómo está el equipo, no era ante el Barcelona ni el duelo del sábado contra el Real Madrid. Ante Celta se vieron esas costuras. No  está defendiendo con la contundencia que debiera, pero sobre todo no encuentra caminos hacia el gol. Es pronto para juzgar lo que Pablo Torre o Mateo Joseph intentarán mejorar al equipo, pero es obvio que sigue habiendo carencias en la plantilla, que no es fuerte en los costados como quiere su entrenador y el equipo se veía incapaz de entrar ni por dentro ni por fuera ante el Celta, que sabía apretar a Darder. 

El cambio de sistema era obligatorio, había que soltar hacia arriba a los laterales, como en tantas ocasiones en las dos últimas temporadas, tanto con Aguirre como con Arrasate. Fue así como el Mallorca empezó a llegar, con Mojica yéndose para arriba, él es el que genera más peligro, capaz de sacar buenos centros y provocando algún desequilibrio. Los laterales creyeron y por eso Mateu se encontraba pisando área para que le llegara ese balón muerto que ajustó tan bien.

El Mallorca tenía como prioridad en este mercado uno o dos extremos, y es justo lo que no ha llegado. Están como estaban, con Asano que amaga pero no acaba de dar, que está siempre en un cinco, con Darder desde la izquierda metiéndose para adentro, con la necesidad de que los laterales desdoblen. Torre tiene que ser fundamental, como Darder, pero fueron intrascendentes el sábado. Tienen que participar y conectar, sino es muy difícil. 

Pablo Ortells está haciendo lo que puede con el margen salarial que tenía, los objetivos están claros, pero el prioritario no se ha alcanzado. El propio entrenador, Jagoba Arrasate, era muy claro sobre si quería que llegara más gol ante la posible marcha de Larin. 

"Todos los entrenadores queremos fichar goles, pero tenemos un carencia más importante que el gol, que es cómo llegamos al gol. Hay que tener uno contra uno, desborde, verticalidad y tenemos algún jugador. Pero ahí nos falta algo y ojalá estos días podamos incorporarlo".

Así de urgente es la necesidad. Esperando a Jan Virgili, ese joven jugador con velocidad y desborde que puede emocionar a Arrasate en cuanto lo tenga, habrá que pensar en algún plan B. Por si no viene Virgili o por si además tiene que venir otro. Además habrá que firmar un lateral si finalmente Maffeo se va a Mineiro u otro equipo.