Según certifican los resultados del primer muestreo de la temporada de playas realizado por el departamento de Sanidad Ambiental de la Xunta de Galicia, únicamente la playa fluvial de Vilarello, en el río Umia a su paso por Valga, no es apta para el baño porque la clasificación de sus aguas ha sido insuficiente durante cinco temporadas consecutivas.

Este caso es una excepción en los datos de las 203 playas analizadas en la provincia de Pontevedra.

La mayor parte de ellas aparacen en verde en el mapa que la Xunta de Galicia publica en su web, haciendo referencia a la excelencia de los resultados de los análisis de sus aguas.

El trabajo conjunto del departamento autonómico y los Concellos, como responsables del tratamiento de sus aguas residuales, no ha conseguido mejorar los resultados de playas que se quedan en un aprobado raspado: la playa de Banda do Río, en Bueu; la de Laño, en Poio; la de Nanín, en Sanxenxo; y la playa da Concha, en Vilagarcía de Arousa.

Por su parte, se quedarían cerca del notable, con una calificación de la calidad del agua como buena, la playa del muelle de Catoira; do Preguntoiro, en Vilagarcía; la playa fluvial de Cabanelas, en Ribadumia; la de O Facho, en Cambados; la de Raxó, en Poio; la playa fluvial del Lérez, en Pontevedra; la de Xunqueira, en Soutomaior o la de Areeiro, en Vilaboa.

En todo caso, durante toda la temporada, que este año debido a la pandemia comienza el 8 de junio y finaliza el 30 de septiembre, los inspectores farmacéuticos de la Xunta se encargan de supervisar estos valores y, en cuanto detectan una anomalía, se la trasladan al Concello correspondiente para que advierta a sus bañistas del problema puntual. Si la adulteración del agua es subsanada, se podría retomar el baño días después.