Manuel Figueroa es natural de Muxía (A Coruña) pero desde hace 44 años vive en Liechtenstein, un pequeño país en medio de los Alpes entre Suíza y Austria.

Llegó con solo 18 años y lo que más le costó fue acostumbrase al estilo de vida del principado. "Muy diferente al de Galicia". "Tenía solo 18 años y venía de andar por las romerías y la playa...y aquí la gente se acuesta muy temprano y casi no hay fiestas".

"Tuve la suerte de que ya estaban aquí mi hermana y mi cuñado y me tramitaron los permisos de residencia y de trabajo. Empecé a trabajar en una fábrica textil".

Las buenas condiciones económicas que ofrecía el país pronto le hicieron cambiar de opinión. "Empecé cobrando nueve francos la hora, pero para mí era mucho". De hecho con el primer sueldo pudo pagar la deuda que tenía por la compra de un coche (un seat 850) que acababa de comprar en España.

Actualmente está muy bien integrado, se acaba de jubilar y preside el Centro Gallego Santiago Apóstol de Liechtenstein, situado en Vaduz. En el principado viven unos 400 españoles, la mayoría de Galicia y que representan un 1% de la población de todo el país.

Su relación con Galicia siempre ha sido estrecha. Venían todas las vacaciones y tienen familia y propiedades en su Muxía natal.

29.300 votos emigrantes en las elecciones del 18 de febrero

El de Manuel es uno de los 29.300 votos emigrantes que llegaron a Galicia en las elecciones del pasado 18 de febrero. Es un 6% del censo de posibles votantes.

Con la derogación del voto rogado (antes había que ir al consulado para votar) ha aumentado la participación. Así en 2020 solo ejercieron su derecho al voto un 1% del censo.

"Notamos que es más fácil, y en las Europeas va a votar más gente aún", explica.

El voto emigrante pude hacer variar ligeramente el resultado final. El PSOE se quedó a solo 112 sufragios de un diputado más en la provincia de Ourense.