Una mente calculadora y una vara de mando, ingredientes mágicos para unas procesiones magistrales en Viveiro (Lugo)
José Miguel Soto y Luis Tarrío son dos de los capataces que convierten el esfuerzo en arte, guiando a sus equipos para que cada paso sea perfecto y cada procesión, inolvidable

Historias de Fe y Semana Santa: José Miguel y Luis, capataces que lideran las procesiones de Viveiro
Ribadeo - Publicado el
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Las procesiones de la Semana Santa de Viveiro arrancan un mes antes del Jueves Santo con un grupo de WhatsApp. Es el que crean los capataces de las hermandades para elaborar la composición de la colla -los llevadores de la imagen.
En la Hermandad del Prendimiento, José Miguel Soto cuenta con un grupo bien nutrido, 80 personas disponibles. Aunque en el paso sólo participan 64, pero siempre hay bajas y hay que tenerlo todo controlado.

Colla de las Negaciones de San Pedro
Cuando se aproxima la Semana Mayor se va cerrando el grupo hasta ajustarse a los que saldrán portando el paso escultórico de las Negaciones de San Pedro.
Para ese día ya están medidos y con las posiciones asignadas para que cuando suene el redoble de tambor todos arranquen con el pie izquierdo. Y siempre sale bien porque la colla está compuesta por un grupo responsable, respetuoso y bien cohesionado. Y algo muy bonito, es multigeneracional.
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una colla multigeneracional
En palabras de José Miguel, cuentan con "padres con hijos, pandillas de amigos que alguno trae a su padre", así se genera una mayor estabilidad de la colla y la continuidad de la misma, por la "renovación generacional".
Encajan como un engranaje perfecto de forma que, cuando levantan la imagen, el resultado es majestuoso. Así cuando ve a sus cofrades satisfechos de lo que han hecho, finaliza la procesión y ve que salió todo bien, José Miguel siente "una satisfacción muy alta".

Procesión de las Negaciones de San Pedro
José Miguel se encarga de dirigir la procesión, en la que tiene alguna que otra prueba de esas que encogen el estómago, como la curva de la Pescadería que requiere un tiento especial para no enganchar la lanza del soldado judío de las Negaciones de San Pedro en una farola.
la prueba de fuego: las estrechas calles de viveiro
Confiesa el capataz que las estrechas calles de Viveiro "tienen un encanto muy bonito para ver las procesiones, pero precisamente por esa estrechez y esa cercanía que tiene la gente a las imágenes también tienen cierta dificultad en algunas partes del trayecto".
Pero a pesar de la tensión no tiene miedo, hay mucha experiencia a sus espaldas en esto de ser capataz. La primera vez que ejerció como tal tenía 6 o 7 años. Los niños hacían sus propias procesiones, que eran prohibidas para la gente mayor, y sacaban "imágenes que no tenían nada que ver con la Semana Santa, era totalmente nuestra, esos fueron mis primeros pinitos".
jóvenes inicios
Otro capataz que empezó muy joven a participar de la Semana Santa es Luis Tarrío, responsable del paso de La Piedad. Su primera procesión, como llevador, fue con 13 años, junto a su padre.
Luis Tarrío sintió "una ilusión tremenda" porque era su primer santo y porque "la Virgen de los Dolores es para mí de lo más grande, los que somos de la Pescadería tenemos mucho cariño a la Virgen de los Dolores".

Luis con su padre y otros hermanos de cofradía
Vivió la Semana Santa con intensidad desde muy pequeño y así la concibe, desde dentro. Estos días tienen la agenda completa porque participa como llevador en muchas procesiones. Es tanto el esfuerzo físico que dos meses antes empieza a entrenar y a fortalecer la musculatura.
Además tiene mucha responsabilidad como capataz de la colla de la Piedad, de 68 llevadores. Valora sobre todo la fidelidad pues el día de la procesión no puede fallar nada: los trajes, las gualdrapas, guantes, capirotes y... zapatos negros. Un año, uno de los llevadores iba en zapatillas de deporte, pero lo solventaron de inmediato.

Miembros de la colla de la Piedad
Cuenta Luis que la solución la encontraron entre los componentes de la colla, porque otro cofrade llevaba unos zapatos negros extra. Cuando finalizó la procesión iba a devolverlos pero el que se los prestó le dijo "si te valen quédate con ellos porque eran de su suegro y falleció".
Todo tiene arreglo, con ingenio, solidaridad y pasión, como la que ponen estos capataces en las procesiones.

Procesión de la Piedad
Unas procesiones muy especiales, diferentes a las del resto de España. Abiertas a todo el que quiera participar. En seguida le asignan un hábito y lugar en la comitiva, para vivir intensamente unos momentos cargados de sobriedad y siglos de historia.
Una Semana Santa “sentida”, como la denominan los de Viveiro.



