Sobre el amor está casi todo dicho. Una de las frases que pasa a la historia para describir ese sentimiento tan humano es una comparativa con los elementos: "La distancia es al amor, lo que el viento al fuego. Si es pequeño, lo apaga, si es grande, lo aviva". Esto se puede aplicar a la historia que han vivido dos padroneses: Camilo y Nina.

Ambos se conocieron porque eran vecinos de la localidad coruñesa de Padrón, estaban juntos en la misma pandilla y lo que empezó siendo una amistad, acabó por unirlos en una relación amorosa que ha dado hijos y nietos. Nina nos cuenta en COPE Santiago que llevan juntos toda la vida: "Desde los 16 hasta ahora... que tengo 78, imagínese".

Entonces los tiempos eran bien distintos. Camilo nos confiesa que decidió embarcarse para poder hacer dinero fuera de España y casarse, darle posibilidades a Nina y poder formar una familia con más comodidades y lo logró. Él era electricista en un buque "el mejor crucero del mundo, el Rotterdam, de 1.200 tripulantes", nos relata el propio Camilo. "Donde estábamos más tiempo era Nueva York, pero recorrimos todo el Caribe durante ocho meses y después dábamos la vuelta al mundo, pero yo conozco todo, desde las Bahamas hasta Venezuela". Siete veces Camilo dio la vuelta al mundo.

Estuvo cinco años fuera, por todo el globo terráqueo. Luego, cuando pudieron económicamente, se casaron, pero Camilo estuvo otro año más embarcado, pero ya era muy difícil esa situación: "porque, además, yo salía, iba a la playa e iba al cine, pero mis amigas iban a las fiestas y yo no. Yo iba al cine, tenía una butaca reservada, pagaba al mes y me iba al cine y de cine a casa, guardaba ausencias, como se decía antes".

Para mantener el contacto se escribían cartas, Nina nos dice que siempre, antes de acostarse, escribía unas líneas a su pareja, todos los días y recibía postales y cartas de Camilo. "Tengo una maleta llena con las cartas todas. Ayer recordando esto cogí dos al azar y las estuvimos leyendo y nos emocionamos los dos, parecíamos quinceañeros".

¿Conservarán esas misivas? Al principio, Camilo nos explica, para COPE Santiago que pensaron en quemarlas, pero Nina dice que son recuerdos familiares, la historia de su familia y quieren conservarlas para que queden como pruebas de su amor. Esta pareja padronesa ha tenido cinco hijos y seis nietos y sigue igual de unida: "Seguimos casados, unidos y muy felices", nos confiesan.

"Ahora nadie escribe cartas y solo son mensajes que se borran a los cinco minutos, y ahora sería bonito que mis nietos, tengo seis nietos preciosos, que quiero que las lean. Mi hijo se emocionaba también al leerlas". Nina escribía siempre allá donde iba Camilo: "Yo sabía cuándo llegaba a cada puerto, a qué hora... entonces ya le dirigía las cartas al puerto siguiente, por si acaso".

A pesar de los miles de kilómetros que los separaban, ninguna misiva se perdió. Hubo una carta que no llegó a tiempo, sino que se quedó en el buzón del lechero de Padrón y nunca cruzó el charco hasta las manos de Camilo. Con todo, la kiosquera del espolón de esta localidad la encontró treinta años después y pudo entregarlas en mano a este feliz matrimonio.

LO QUE MÁS ME GUSTA, PADRÓN

La pregunta era obligada y la respuesta, entrañable. Le preguntamos a Camilo, tras haberse recorrido el Planeta, qué lugar se le ha quedado grabado o si ha pensado en irse de Galicia y vivir con Nina y su familia en algún otro destino. Este electricista lo tiene claro, Nina nos lo contaba así: "Yo un día le pregunté, tú que diste la vuelta al mundo, dime qué es lo que más te gusta, y me respondió Padrón".

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