En la era de la tecnología, enfrentarse a más de 3.000 kilómetros de desierto de arena orientándose solo con una brújula es todo es un desafío. Y más si esto se hace a bordo de un Seat Marbella. Esa es la aventura a la que se enfrentan Luismi y Romina, dos vecinos de Carballo que participarán en el Panda Raid Marruecos, una particular travesía por el desierto.

“Van 395 coches de todas partes. De España, Reino Unido, Francia, Portugal, Italia...”, cuenta Luismi. La carrera, dice, es “de las más importantes y la más cercana a la Dakar de profesionales”. La diferencia es que solo pueden participar vehículos Seat Panda y Marbella como el suyo, un modelo de 1990 que han bautizado como Carricoche. “Lo bautizó mi pareja”, asegura.

El 28 de febrero quemarán rueda hasta Almería para coger un ferry a Marruecos. Surcarán las dunas del desierto en ocho etapas, entre el 1 y el 9 de marzo. Entre etapa y etapa, duermen en un campamento “tenemos que montar nuestra tienda de campaña y la organización monta las jaimas para la cena y desayuno, comemos en el coche durante la etapa”.

Una dura preparación

Para preparar este desafío, están entrenando con el Carricoche como pueden. “Hay que probarlo en todas las situaciones, nos vamos al monte con él y probamos el coche de embarcarlo en una cantera llena de arena para que no nos coja el toro allí en el desierto”. Luismi ya participó en algún Rally de regulariedad “pero es de asfalto y no tiene nada que ver con esto”.

Y están a tope con la puesta a punto de la maquinaria. La del Marbella pero también la humana. “Me he apuntado hasta al gimnasio. Estaba en 105 kilos y ahora estoy en 88”, confiesa. La preparación es exigente porque “vas por el desierto, va a haber que empujar el coche y va a haber que sacarlo de la arena”.

El vehículo va también “completamente nuevo menos la carrocería”. Han cambiado “ motor, caja de cambios, instalación, barras de seguridad, antivuelco... todo, todo de las mejores marcas y lo mejor que se puede comprar”.

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Pasión conjunta por el motor

Calculan que llevan gastados entre 6000 y 8000 euros en la preparación del Carricoche para esta carrera. Es, cuenta Luismi, como tener un hijo caro. “Tal cual. Es el vicio que tenemos, gracias a Dios. Otros se lo gastan en el bar o en cosas que no se deberían gastar”.

El motor es la pasión de esta pareja y el Carricoche no es su único vehículo. Tienen un Mercedes también antiguo y un Clio y un Córdoba ya de más allá del 2000. El Marbella ya lo compraron con idea de participar en la carrera, pero hasta hace seis meses también les valió para su vida diaria. “Nunca nos dejó tirados”, cuenta Luismi, “de hecho íbamos a Vimianzo siempre por autopista” y “venía de trabajar todos los días a Agrela desde Baldaio”.

Abiertos a patrocinios

Estos días siguen con los últimos retoques al Carricoche para una carrera en la que han contado con la colaboración de negocios y empresas. De lo último que harán antes de partir a Marruecos será rotular el coche con todas esas marcas. Le han escrito hasta al concello de Carballo “nos gustaría llevar el nombre del ayuntamiento nuestro”, asegura.

En la travesía, van a rotular el coche “con toda la publicidad de la gente que colabore o patrocine el equipo” y están abiertos a más colaboraciones. “De hecho nuestra ropa que vamos a llevar va a ser serigrafiada con todas las empresas que nos ayuden” y “el coche va a estar un año entero con la publicidad de las empresas y se expondrá en concentraciones de clásicos”. Abren incluso la posibilidad de que “si alguna empresa quisiera tener unos días en sus instalaciones, el coche se lleva para allí y no habría problema.