Badajoz siembra esperanza: El Domund transforma realidades en los confines del mundo
Una ola de generosidad sin precedentes recorre la región, financiando la labor evangelizadora y humanitaria de 39 misioneros extremeños en 18 países
Badajoz - Publicado el
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En un mundo frecuentemente ensordecido por el ruido de la indiferencia, la Iglesia alza una voz poderosa de caridad. Este domingo, la Jornada del Domund (Domingo Mundial de las Misiones) convoca a los fieles a ser partícipes de una hazaña colectiva de amor que traspasa fronteras. No se trata solo de una colecta; es un acto de fe en movimiento, un compromiso tangible con los más desfavorecidos que encuentra en la Archidiócesis de Mérida-Badajoz un motor incansable. La reciente presentación de la jornada ha dejado claro que la generosidad extremeña no conoce límites, habiéndose recaudado en 2024 la formidable cifra de 218.240,08 euros, un legado de solidaridad que viajará hasta los rincones más necesitados del planeta.
el reparto
La labor misionera, como explicó nuestro Arzobispo, Fray José Rodríguez Carballo, es el corazón de la Iglesia y una ayuda fundamental para sostener su presencia en lugares donde, sin este apoyo, simplemente no podría existir. Todo lo recaudado se pone a disposición de las Obras Misionales Pontificias, organismo que garantiza una distribución ecuánime entre los 1.131 territorios de misión existentes en el mundo. Este sistema asegura que cada céntimo, cada muestra de fe convertida en moneda, sirva para mantener viva la llama del Evangelio y la esperanza en áreas marcadas por la pobreza y el abandono.
Pero, ¿quién da rostro a esta esperanza? La Archidiócesis cuenta actualmente con 39 misioneros –sacerdotes, laicos, religiosos y consagrados– que han respondido a una llamada irrevocable. Son hombres y mujeres que, como Manoli Sánchez, natural de Monesterio, han dedicado más de 25 años a anunciar el Evangelio y formar a otros, incluso en realidades complejas como Filipinas. Allí, como ella misma relata, la población lucha con denuedo por un futuro mejor, y los jóvenes se convierten en "héroes" cotidianos. La misión, afirma, “te aporta muchísimo”, creando un vínculo de enriquecimiento mutuo que trasciende lo material.
como leÓn XIV
El lema de este año, 'Misioneros de esperanza entre los pueblos', describe a los enviados a los confines de la tierra. Fray José Rodríguez Carballo ha reflexionado sobre la necesidad de sembrar esperanza en un mundo que a menudo parece haberla perdido. Esta esperanza no es una quimera; nace de Dios y se manifiesta en la comunión entre los pueblos. La labor de estos misioneros va más allá de lo espiritual: se encarna en obras de amor tangibles. Construyen escuelas, gestionan dispensarios médicos, acogen en orfanatos y ofrecen cobijo, recordándonos que el ser humano, creado a imagen de Dios, anhela vivir con dignidad y una proyección de futuro.
Federico Gragera, delegado episcopal para la Cooperación Misionera, añade una capa más a este compromiso: la llamada a arriesgar. Señala que, aunque la archidiócesis lleva tiempo sin enviar nuevos misioneros, es vital “animar a la gente para que eche una mano” y se atrevan a ir. No se comparte solo desde la abundancia, sino también “desde la pobreza” y la disponibilidad. Esta es la esencia del Domund: una invitación universal a colaborar y a participar en la misión, cada uno desde su situación, ya sea mediante la oración, el sacrificio de los enfermos o la contribución económica.
A colaborar
En definitiva, el Domund es mucho más que un día en el calendario litúrgico. Es la respuesta creyente a un mundo sediento de significado auténtico. Frente a las promesas vacías de un progreso que siempre se posterga, los misioneros extremeños proponen una esperanza fundada en la Cruz y la Resurrección de Cristo. Nos recuerdan que el mal no tiene la última palabra y que, con la gracia de Dios, es posible construir aquí y ahora destellos de Su Reino. Apoyarles con nuestra oración y nuestra colaboración no es solo un acto de caridad; es un honor y una responsabilidad para todo aquel que crea que la fe, sin obras, está muerta.