En lo alto de la torre del Micalet  ha sido instalada provisionalmente una réplica del telégrafo portuario como el que tenía hace 180 años, que permitía informar a la ciudad de la llegada de los buques y su procedencia o destino.

Se trata en realidad de una iniciativa del Puerto de Valencia que abre hoy una exposición en el edificio del Reloj sobre la historia del puerto y su relación con la ciudad. Con el título “La història gravada del port de València”, a través de 40 grabados, la muestra ofrecerá una retrospectiva del puerto de Valencia entre finales del siglo XVII y el siglo XIX.  En el marco de esta exposición, gracias a la colaboración de la Catedral de València y de la Dirección General de Cultura y Patrimonio de la Generalitat Valenciana, será visible en el Micalet desde hoy y hasta el 10 de noviembre una réplica del “telégrafo portuario” que permitía a mitad del siglo XIX, informar de la llegada de los buques comerciales y su procedencia o destino.

Así, desde ayer tarde está instalada en lo alto de la torre del Micalet una estructura de hierro con tres grandes bolas como las que funcionaban hace 180 años utilizando un código del telégrafo portuario conocido por comerciantes, viajantes y vecinos.

El Micalet ya había sido utilizado, por orden de los jurados de la ciudad, en el siglo XVI como “torre de comunicaciones” en este caso para alertar mediante hogueras encendidas de la llegada de berberiscos a la costa.

A principios del S XIX se instaló, en la terraza - sobre su sala de campanas - un mecanismo para informar al detalle sobre la llegada o presencia de barcos en el puerto de Valencia, con sus respectivas procedencias, destinos y características.

El sistema que se ha instalado ahora reproduce en lo alto del Miguelete el mismo que hubo entonces: unas bolas negras sujetas a unos cables que se unían en el vértice más alto del Micalet, y según su posición comunicaban a la ciudad si llegada o zarpaba un determinado barco, si era vapor o no, si era o no de guerra o si llegaba o se dirigía hacia el sur o hacia el norte o hacia levante. Había hasta nueve posiciones o combinaciones de las bolas negras y sus respectivos mensajes.

De esta manera, el Micalet volverá a ser simbólicamente una torre de telecomunicaciones, como ya lo fue de forma real durante siglos y, en especial, en 1840 con éste telégrafo portuario.