Casa Caridad ante la emergencia habitacional en Valencia: “Trabajamos con cada persona, no asistimos sin más”
La ONG valenciana abrirá nuevas plazas de albergue ante el aumento de personas sin hogar y alerta del impacto de los precios del alquiler incluso en quienes tienen trabajo

Los perfiles de los usuarios son cada vez más diversos
Valencia - Publicado el
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Valencia vive una crisis silenciosa que se manifiesta en las orillas del río, en los bancos de los parques, en los rincones ocultos de la ciudad. La falta de vivienda y el encarecimiento del alquiler están empujando a más personas a la calle, incluidas aquellas que tienen ingresos o trabajos precarios. Frente a esta situación, Casa Caridad, la ONG del pueblo valenciano, sigue siendo un referente de atención, acompañamiento y esperanza. Así nos lo cuenta en Mediodía COPE Más Valencia.
“Tenemos los albergues al 100% de ocupación, pero vamos a abrir doce plazas más la semana que viene en colaboración con el Ayuntamiento”, anuncia Guadalupe Ferrer, directora gerente de Casa Caridad, en COPE Más Valencia. Esta ampliación busca dar respuesta al incremento de personas que, tras el desalojo de los asentamientos en el cauce del río Turia, necesitan con urgencia un techo y acompañamiento social.
Pero el trabajo de Casa Caridad va más allá del alojamiento. “No somos una entidad meramente asistencialista. Damos de comer, sí, pero también trabajamos para resolver los problemas de cada persona”, explica Ferrer. Y es que cada usuario cuenta con un técnico de referencia que le ayuda a acceder a prestaciones, gestionar su situación sanitaria o buscar empleo y vivienda.
El contexto actual complica aún más la recuperación de estas personas. “Vemos muchos casos de gente con trabajo y casa, pero que tiene que decidir entre pagar el alquiler o comer”, señala Ferrer. En el departamento de reparto de alimentos, atendieron en 2023 a más de 3.500 personas, muchas de ellas atrapadas en esta cuerda floja económica. Para estas familias, Casa Caridad ofrece una compra quincenal con productos básicos y vales de supermercado, pero sobre todo, escucha y orientación.
Los perfiles de los usuarios son cada vez más diversos. “Ha aumentado el número de mujeres y la franja más común va de los 18 a los 55 años”, detalla Ferrer. A ello se suman problemas de salud mental, adicciones, desempleo y soledad, que requieren una atención integral y constante. El éxito, en estos casos, no se mide por grandes logros visibles, sino por avances como “que una persona acuda a sus sesiones médicas cada día o consiga mantener una rutina”.
Uno de los proyectos más emblemáticos es Proyecto Fénix, un programa de viviendas supervisadas para personas que ya han pasado por otros servicios de Casa Caridad. “Es el último paso antes de la independencia total. Les ayuda a renacer, como su nombre indica”, dice Ferrer con orgullo. En estos pisos, los usuarios recuperan autonomía sin quedar desprotegidos, y es donde muchos logran empezar de nuevo.
Con cerca de 5.000 personas atendidas en 2023, Casa Caridad demuestra que la respuesta a la exclusión social no es solo una cama o un plato de comida, sino un acompañamiento real, humano y sostenido. “Trabajamos por y para las personas”, concluye Ferrer. En un momento en que el precio de la vivienda y la precariedad empujan a miles a situaciones extremas, su labor es más necesaria que nunca.