Jorge Olcina recuerda en una carta a Juan Pablo Colmenarejo: Al “entrañable hombre de las nubes”

"Los hombres buenos como tú permanecen siempre flotando entre las nubes, cuidando de sus seres queridos"

El profesor Jorge Olcina recuerda en una carta a Juan Pablo Colmenarejo: Al “entrañable hombre de las nubes”

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Querido Juan Pablo:

Todavía no me creo que hayas decidido lanzarte a explorar esos cielos que tanto te gustaba contemplar, conocer, disfrutar. Este “entrañable hombre de las nubes” nunca te olvidará. Nos conocimos hace años, cuando los dos trabajamos a las órdenes de Mª José Navarro, en ese programa tan divertido, tan loco, tan maravilloso que fue La Tarde, hace ya dos décadas. Y luego me permitiste disfrutar de tu profesionalidad, rigor, amabilidad, simpatía, inteligencia, en esa Linterna mágica que nos iluminaba cada noche. Con ese equipo de mujeres y hombres, periodistas de genio, que eran una familia. Con mi hermano Jorge Alcalde con quien me dejaste compartir ese experimento tan osado y maravilloso: ese momento de ciencia de cada lunes por la tarde con “los Jorges” que tú impulsaste con un empuje que nos sorprendió a los dos. Gracias. Te has ido muy pronto “jefe” -me gustaba llamarte así-. Demasiado pronto. Ya no sabré con quién comentar noticias de alcance que tú resumías en un palabra. Ya no podré mandarte Whatsapp en Navidad o en vacaciones de verano para preguntarte por la familia, por el trabajo. Me invitaste a tu defensa de tesis doctoral, en Navarra. Y tonto de mi, no supe cambiar una clase que tenía ese día y no pude disfrutar de la lección que impartirse que sabía brillante. Guardo la última foto que nos hicimos juntos -nos la hizo Belen Montés- en el estudio de la COPE donde se realizaba el programa en los últimos años. Fue en marzo de 2018, poco antes de la Semana Santa y tu me preguntabas por el tiempo que haría esos días para preparar un viaje con la familia. Poco después supimos que no seguirías en la COPE. Pero en Onda Madrid seguiste imprimiendo tu elegante estilo y tuviste el detalle de contar conmigo para alguna intervención puntual. La última, con ocasión de la nevada de la borrasca Filomena.

No, Juan Pablo, no debías marcharte aún. Quedaban tantas cosas por hacer. Pero los grandes hombres, los hombres buenos como tú, permanecen siempre flotando entre las nubes, cuidando de sus seres queridos.

Y así te tendremos a partir de ahora: ahí arriba, en mis nubes que siempre fueron tuyas. Unas nubes que yo miraré ahora con más necesidad que antes. Porque te sabré ahí, con ellas. Disfrútalas porque las nubes tienen magia, como tú. Y guárdame un rinconcito entre ellas para cuando me toque acompañarte. Ese día, ahí arriba, no olvides llamarme como tu acostumbrabas: “el entrañable hombre de las nubes”. Sabré que serás tú.

Jorge Olcina

Universidad de Alicante

El “entrañable hombre de las nubes” se ha quedado huérfano de su “jefe”.

Siempre estarás en mi corazón.