Galapagar entrega sus I Premios San Isidro en homenaje a vecinos que han dejado una huella imborrable

Era la primera edición, pero aspira a convertirse en una cita anual de referencia. Los Premios San Isidro son una iniciativa pionera impulsada por el Ayuntamiento de Galapagar para reconocer a aquellos vecinos que, con su esfuerzo, dedicación, generosidad, compromiso, talento, y en ocasiones desde el anonimato, han contribuido de manera excepcional al progreso de la localidad. 

Nacen, además, tomando el nombre y coincidiendo con una festividad que siempre se ha celebrado en Galapagar, la de San Isidro, copatrón del municipio. 

La ceremonia institucional tuvo lugar en la tarde de este jueves, 15 de mayo, con gran acogida ciudadana y emoción palpable en un abarrotado Salón de Plenos del Ayuntamiento, donde se rindió homenaje público a seis vecinos cuya trayectoria ha dejado una huella imborrable en la historia de Galapagar.

"Los galapagueños tienen un deber de gratitud con los que, de forma desinteresada, hayan contribuido al desarrollo económico, social o cultural del municipio”, aseguró en su intervención la alcaldesa, Carla Greciano. "Celebramos que este municipio siente un profundo orgullo por muchos de sus vecinos, y por eso, es de justicia, reconocérselo y festejarlo con ellos”, añadió.

La regidora aseguró que los premios surgen con dos objetivos. "Primero, aquellos vecinos que se esfuerzan, que destacan y que brillan no quedarán nunca en el olvido y, el segundo, enmarcarlo en una ceremonia digna, con arraigo en la localidad, y que se convirtiera en un acto bello, que perdurase en el tiempo”.

GALARDONADOS: dedicación y legado

Con el nombramiento de Hijo Ilustre de la Villa se reconoció, a título póstumo, a Don Ángel Suárez Mingo. Fue párroco de Galapagar entre 1965 y 1977, y desempeñó una labor fundamental en la construcción de la vida comunitaria local. Fue además fundador del Club Deportivo Galapagar. Su legado perdura en la memoria de varias generaciones de vecinos que encontraron en él no solo guía espiritual, sino también compromiso social, cariño y entrega. 

Recogió en su nombre el galardón el actual párroco, Don Juan Daniel Alcorlo.

También a título póstumo, otro Hijo Ilustre de la Villa es desde este jueves Eladio Greciano Regodón, más conocido como “Yayo” (recogió el galardón su hija). Figura imprescindible en la vida social y deportiva del municipio, participó activamente en el Belén Viviente, en la Peña La Casina y fue juez de paz durante dos décadas. También estuvo vinculado al Club Deportivo Galapagar, dejando tras de sí un legado de convivencia, servicio y espíritu vecinal. 

Fue propuesto por numerosos vecinos y asociaciones locales, con más de 120 firmas en reconocimiento a su contribución altruista.

En cuanto al título al Mérito de la Villa Categoría de Oro, la alcaldesa, Carla Greciano, le impuso la medalla a Adolfo Martín, ganadero de reses bravas de reconocido prestigio nacional.

Desde su infancia en Galapagar ha desarrollado una vocación inquebrantable por la ganadería, elevando el hierro familiar a símbolo de bravura y excelencia. Gracias a su labor, el nombre de Galapagar ha sido proyectado más allá de sus fronteras, situando al municipio como un referente en el mundo del toro bravo.

Otro de las galardonados fue Fernando Riaño, director de Relaciones Institucionales del Grupo Social ONCE y presidente de Servimedia. 

Es un referente en liderazgo social y deportivo. Ha conquistado cinco mundiales de duatlón de larga distancia, una Copa del Mundo de Triatlón Cross y otras tres Copas del Mundo. Su vida es símbolo de superación y compromiso, destacando también por su labor en favor de los derechos de las personas con discapacidad.

También recogió su reconocimiento Carlos Enrique Parera, médico neurorradiólogo, quien ha desarrollado su carrera en centros hospitalarios de primer nivel en España, siempre manteniendo un estrecho vínculo con Galapagar. 

Más allá de su destacada trayectoria profesional, su papel ha sido clave como puente entre los vecinos y el sistema sanitario, facilitando el acceso a la asistencia médica con generosidad y cercanía.

Finalmente, a título póstumo, se entregó el galardón a Antonio Escohotado, que recogieron su viuda e hijo.

Filósofo, jurista y ensayista de prestigio internacional, desde 2003 hasta 2020 Escohotado residió en Galapagar, donde escribió gran parte de su obra, caracterizada por el pensamiento libre y la crítica intelectual. 

Su conexión con el municipio no solo fue vital, sino también afectiva y creativa. Su figura representa el valor del pensamiento en libertad y el peso de la cultura como motor de transformación social. El Ayuntamiento ha querido así rendir homenaje a su legado intelectual y su histórica vinculación con la villa.