Poco a poco, vamos normalizando el hablar de salud mental y de la importancia del autocuidado. Uno de cada diez adultos, de hecho, tiene en algún momento de su vida un problema de este tipo.

Muchas veces, y por desgracia, es invisible. Tendemos a olvidarnos de que hay enfermedades mentales que duran toda la vida. Son personas que necesitan estar siempre tratadas y acompañadas para tener una vida normalizada y no ser excluidos de la sociedad.

En COPE nos hemos acercado a la realidad que viven estas personas. Hemos visitado uno de los siete pisos tutelados que AISS, la asociación de iniciativas sociales, tiene en Madrid.

Esta asociación lleva más de 20 años con una red de pisos tutelados. Funciona las 24 horas para personas con enfermedades mentales.

Son pisos que ofrecen un hogar a todos aquellos y siempre bajo la supervisión de un equipo multidisciplinar que velan por su bienestar.

Paula Cuesta es una de las psicólogas de este piso, ubicado en pleno barrio de Salamanca. Lo primero que se hace con ellos nada más llegar es crearles una rutina de hábitos diarios. Es lo más importante para empezar a trabajar y después avanzar. "Los pilares base de la vida de cada uno de ellos están cubiertos por nosotros. De esa manera, ellos ya pueden empezar a avanzar, integrarse en una carrera universitaria", cuenta Cuesta en los micrófonos de COPE.

"Socialmente, no está admitida la vulnerabilidad"

Encarna fue una de las primeras en llegar a este piso de la calle Lagasca. A sus 66 años tiene sus rutinas interiorizadas. Un claro ejemplo es que por las mañanas limpia la casa, se ducha o pasea.

Cabe destacar que mantener una rutina diaria y que convivan con otros enfermos, les permite asegurar su bienestar.

Ana Villota, directora y fundadora de AISS, ha asegurado a COPE que el colectivo de enfermos mentales todavía tiene un estigma muy fuerte. De ahí la importancia de visibilizarlos. "Socialmente no está admitida la vulnerabilidad porque todos tenemos que dar una fachada porque tiene unas connotaciones sobre nuestra integración social muy fuertes: pérdida laboral, pérdidas afectivas...nadie quiere estar con una persona que tiene una enfermedad mental".

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Denuncia Villota que, tras 30 años de experiencia, cree que son todos prejuicios.

No hay que olvidar que otro de los pilares fundamentales son las familias de cada uno de los enfermos. Desde AISS se trabaja semanalmente con ellos. En general, es muy duro admitir que su familiar tiene algunas limitaciones y hay que lograr que lo entiendan y puedan trabajar en la misma línea.

Las personas que llegan a estos pisos tutelados son siempre mayores de edad. Nos decía Villota que suelen llegar cuando han tocado fondo. Ellos, o sus familias. Una vez que llegan se empieza a trabajar y "todo ello compaginado con una ayuda muy fuerte de unos equipos muy amplios".

"Me ha cambiado la vida"

Hay incluso algún usuario que se ha casado, independizado y otros se han conocido en el centro. Lo que se hace después es mandarles apoyo domiciliario. Encarna no se plantea salir del piso tutelado. Lleva allí más de 20 años y asegura que le ha cambiado la vida.

Seguir luchando por personas como Encarna que, con su enfermedad mental, ha conseguido tener una vida normalizada. Por eso, es tan importante visibilizarlos y luchar contra el estigma.