Pocas personas saben que la vitamina D no es una vitamina y si la tomas o produces en exceso también te dará problemas serios

La vitamina D, o más bien la hormona calciferol, es esencial para mantener nuestros huesos fuertes, entre otras muchas funciones.

La vitamina D es esencial para tener un organismo saludable

José Miguel Cruz

Barcelona - Publicado el

3 min lectura

¿Sabías que la vitamina D no es exactamente una vitamina en el sentido clásico? En realidad, es una hormona que nuestro cuerpo produce y que juega un papel clave en nuestra salud. Sí, esa sustancia que asociamos con el sol y los lácteos tiene mucho más que ofrecernos, pero también puede traernos complicaciones si no le prestamos atención. Vamos a desentrañar este tema de forma cercana, como si charláramos sobre ello en una tarde soleada.

La mayor parte de nuestra vitamina D proviene de la exposición al sol

¿Por qué la necesitamos tanto?

La vitamina D, o más bien la hormona calciferol, es esencial para mantener nuestros huesos fuertes. Ayuda al cuerpo a absorber el calcio y el fósforo, dos minerales que forman el esqueleto y lo mantienen en buen estado. Pero su trabajo no termina ahí: también regula el sistema inmunológico, influye en el estado de ánimo y hasta podría tener un papel en prevenir enfermedades como la diabetes o ciertos tipos de cáncer. En resumen, es como un superhéroe silencioso que nos mantiene en pie, literal y figuradamente. Sin ella, nuestro cuerpo empieza a enviar señales de alerta que no podemos ignorar.

¿Cómo la Producimos? El Sol es Nuestro Aliado

La mayor parte de nuestra vitamina D proviene de la exposición al sol. Cuando los rayos ultravioleta B (UVB) tocan nuestra piel, desencadenan la producción de esta hormona a partir del colesterol. Solo necesitas unos 15-30 minutos al día bajo el sol, dependiendo de tu tono de piel y la ubicación, para que tu cuerpo haga su magia. 

También puedes obtenerla de alimentos como pescados grasos (salmón, sardinas), yema de huevo o productos fortificados como la leche. Sin embargo, en muchas partes del mundo, especialmente en invierno o en lugares con poca luz solar, producirla de forma natural se complica. Ahí es donde algunos recurren a suplementos, pero cuidado, que no todo es tan sencillo.

Los Peligros de la Carencia

Cuando nuestro organismo no tiene suficiente vitamina D, los problemas no tardan en aparecer. La deficiencia puede debilitar los huesos, causando osteoporosis en adultos o raquitismo en niños, donde los huesos se ablandan y se deforman. También se ha vinculado con fatiga crónica, depresión y un sistema inmunológico más vulnerable. En latitudes como la nuestra, donde los inviernos son largos y oscuros, esta carencia es más común de lo que pensamos. Estudios recientes sugieren que hasta un 40% de la población europea podría tener niveles bajos, especialmente quienes pasan poco tiempo al aire libre o tienen la piel más oscura, que necesita más exposición solar.

También puedes obtenerla de alimentos como pescados grasos (salmón, sardinas)

El Exceso: Cuando Más No es Mejor

Por otro lado, tener demasiada vitamina D puede ser igual de problemático. Un exceso causado por una ingesta excesiva de suplementos, lleva a una acumulación de calcio en la sangre (hipercalcemia), lo que puede dañar los riñones, el corazón y hasta causar cálculos renales. Síntomas como náuseas, vómitos o confusión pueden ser señales de que algo no va bien. La línea entre lo suficiente y demasiado es fina, y nuestro cuerpo no siempre sabe cómo deshacerse del sobrante si nos pasamos con las dosis.

Los Riesgos de los Suplementos Sin Control Médico

Aquí viene el tema delicado: tomar suplementos de vitamina D sin prescripción médica puede ser una ruleta. Muchas personas, al enterarse de sus beneficios, deciden automedicarse, pensando que “más es mejor”. Pero sin un análisis de sangre que confirme tus niveles (lo ideal es estar entre 20-50 ng/mL), podrías estar tomando una dosis innecesaria o incluso peligrosa. Los suplementos de alta potencia, disponibles sin receta en algunos lugares, han llevado a casos de intoxicación, especialmente si se combinan con alimentos fortificados. 

En 2025, con la tendencia al autocuidado, los expertos advierten que consultar a un médico es clave. Un profesional puede ajustar la dosis según tu estilo de vida, dieta y exposición solar, evitando riesgos innecesarios.

Un Equilibrio para Vivir Mejor

Al final, la vitamina D nos recuerda que la salud es un equilibrio. Disfruta del sol con moderación, incluye alimentos ricos en esta hormona en tu dieta y, si sientes que necesitas un extra, habla con un especialista antes de abrir ese frasco de suplementos. Nuestro cuerpo es sabio, pero necesita nuestra ayuda para mantener esta hormona en los niveles correctos. Así que, la próxima vez que sientas el calor del sol en la piel, agradécele por ese regalo invisible que te mantiene fuerte y feliz.