La fiebre de los búnkeres se instala en España: refugios de lujo con lista de espera de hasta un año

La creciente incertidumbre dispara la demanda de construcciones subterráneas que se transforman en oficinas, piscinas o anexos de lujo para el día a día

La construcción de búnkeres ya no es una imagen de la Guerra Fría. En España, y especialmente en Cataluña, se ha convertido en una industria en auge con empresas que ya tienen listas de espera de entre seis y doce meses.
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La construcción de búnkeres ya no es una imagen de la Guerra Fría. En España, y especialmente en Cataluña, se ha convertido en una industria en auge, con empresas que ya tienen listas de espera de entre seis y doce meses.

José Miguel Cruz

Barcelona - Publicado el

3 min lectura11:49 min escucha

La construcción de búnkeres ya no es una imagen de la Guerra Fría. En España, y especialmente en Cataluña, se ha convertido en una industria en auge, con empresas que ya tienen listas de espera de entre seis y doce meses. La percepción de un entorno incierto ha llevado a muchas familias a buscar la seguridad bajo tierra, transformando por completo el concepto de refugio.

De la pandemia a un negocio en auge

La idea de crear Búnkerzona, una de las empresas de referencia del sector, surgió durante la pandemia. Su responsable, Esteban López, que ya contaba con una empresa de construcción, explica que la iniciativa nació junto a su arquitecto mientras conversaban sobre los riesgos de un conflicto bélico en Europa. "Decidimos, ¿por qué no hacer una empresa de búnkeres?", comenta López sobre el germen del proyecto.

Aunque la empresa ya estaba en funcionamiento en 2023, el estallido de la guerra en Ucrania disparó la demanda de manera exponencial. Sin necesidad de publicidad, las solicitudes se multiplicaron, llevando a la compañía a experimentar un aumento de la facturación de un 50% y a consolidar unas listas de espera que hoy se extienden hasta por un año.

Los búnkeres son de un concepto muy distinto a como los tópicos nos dicen.

Los búnkeres son de un concepto muy distinto a como los tópicos nos dicen.

El nuevo concepto: un espacio de lujo para el día a día

El cliente actual no busca un simple refugio austero. Según López, la demanda es principalmente femenina y busca proteger a su familia sin renunciar a la comodidad. "No quieren búnkeres normales, quieren una habitación completamente", afirma. La tendencia es crear casas protegidas y espacios polivalentes con un diseño cuidado para que no se perciba como un "castigo".

Son las mujeres de las familias, las que más quieren asegurar a la familia"

La clave del nuevo modelo de negocio es dotar al búnker de una doble funcionalidad. La idea, según su responsable, es "darle un uso" cotidiano para que la inversión no sea un capital parado a la espera de una catástrofe. De este modo, los refugios se transforman en oficinas, habitaciones de pánico, anexos para invitados o incluso bodegas para guardar obras de arte.

La personalización es total. Hay clientes que piden instalar una piscina, como en un proyecto de 71 metros cuadrados que la firma realizó en 2023. Otros, como un cliente en Madrid, encargan espacios de 68 metros cuadrados para destinarlo a un estudio de música y reuniones con amigos. Los modelos estándar van desde los 2,5x6 metros hasta los 3x12 metros.

Se construyen a siete metros de profundidad, con tres capas de hierro, vigas de siete centímetros y un refuerzo de cincuenta centímetros de hormigón.

Se construyen a siete metros de profundidad, con tres capas de hierro, vigas de siete centímetros y un refuerzo de cincuenta centímetros de hormigón.

Seguridad, precios y máxima confidencialidad

Estos refugios están diseñados para sobrevivir a casi todo. Se construyen a siete metros de profundidad, con tres capas de hierro, vigas de siete centímetros y un refuerzo de cincuenta centímetros de hormigón. Equipados con sistemas de filtración de aire, depósitos de agua de 1.000 litros y despensas, pueden garantizar la supervivencia durante seis meses.

El coste de una de estas construcciones parte de los 79.000 euros por la carcasa, aunque el precio más habitual, con el equipamiento básico, ronda los 90.000 euros. "Los materiales de un búnker son como si fuese una casa de banco", explica López, comparando la puerta de acceso con la de la cámara acorazada de una entidad bancaria. El mantenimiento, por su parte, es sencillo y consiste en una revisión anual de filtros.

Si quieres un búnker, también es por la seguridad, y la confidencialidad es parte esencial de la seguridad"

Entre los clientes también hay un número creciente de extranjeros residentes en España, como franceses, holandeses y alemanes, que según López "están más preparados y son más conscientes". Para todos ellos, la discreción es un factor fundamental. "Si quieres un búnker, también es por la seguridad, y la confidencialidad es parte esencial de la seguridad", sentencia, confirmando que todos los trabajadores firman un contrato que les prohíbe revelar la ubicación de los proyectos.

Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.

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