¿Cómo afecta el verano a nuestro cerebro? Se activan redes neuronales que el estrés apaga el resto del año

Las relaciones sociales, la dieta, el ejercicio y el descanso favorecen la salud cerebral, pero El exceso de luz puede provocar desajustes del ritmo circadiano y afectar a la calidad del sueño

¿sabías que el verano tiene un impacto directo en cómo funciona nuestro cerebro?

¿sabías que el verano tiene un impacto directo en cómo funciona nuestro cerebro?

José Miguel Cruz

Barcelona - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

¡Llegó el verano! Esa época del año en la que el sol brilla con fuerza, las vacaciones nos llaman y, admitámoslo, a veces el calor nos hace sentir como si nuestro cerebro estuviera en modo “ahorro de energía”. 

Pero, ¿sabías que el verano tiene un impacto directo en cómo funciona nuestro cerebro? Desde las redes neuronales que se activan o se toman un descanso hasta los alimentos que pueden potenciar tu salud mental, el verano es una oportunidad única para cuidar tu mente y, sí, también para apagar las pantallas y reconectar contigo mismo.

Cuando las temperaturas suben, el cerebro tiende a priorizar ciertas funciones para adaptarse al calor y al cambio de ritmo.

Cuando las temperaturas suben, el cerebro tiende a priorizar ciertas funciones para adaptarse al calor y al cambio de ritmo.

¿Qué le pasa a tu cerebro en verano?

El verano no solo cambia nuestra rutina, sino que también afecta cómo trabajan nuestras redes neuronales. Cuando las temperaturas suben, el cerebro tiende a priorizar ciertas funciones para adaptarse al calor y al cambio de ritmo. Por ejemplo, la red de modo predeterminado (DMN, por sus siglas en inglés), que se activa cuando soñamos despiertos o reflexionamos, puede volverse más activa en verano. ¿Por qué? Porque las vacaciones y los momentos de relax nos dan más tiempo para dejar la mente divagar, lo que fomenta la creatividad y la introspección. 

Estudios han mostrado que esta red, que incluye áreas como la corteza prefrontal medial y el córtex cinglado posterior, se “enciende” cuando estamos en un estado de reposo mental, algo que el verano facilita con sus días más largos y menos estructurados.

Por otro lado, el calor intenso puede apagar, o al menos reducir, la actividad en la red de atención ejecutiva, que involucra la corteza prefrontal y el lóbulo parietal. Esta red es la encargada de mantenernos enfocados en tareas complejas, como resolver problemas o planificar. 

¿Te has sentido más disperso en un día de calor sofocante? No es tu imaginación: el estrés térmico puede disminuir la capacidad de concentración, ya que el cerebro desvía recursos para regular la temperatura corporal. Un estudio publicado en Nature Climate Change en 2018 encontró que las altas temperaturas reducen el rendimiento cognitivo en un 10-15% en tareas que requieren atención sostenida.

el estrés térmico puede disminuir la capacidad de concentración

el estrés térmico puede disminuir la capacidad de concentración

Alimentos que miman tu cerebro en verano

El verano también es una gran oportunidad para alimentar tu cerebro con lo mejor de la temporada. Los frutos rojos, como arándanos y fresas, están en su punto y son ricos en antioxidantes, especialmente antocianinas, que protegen las neuronas del estrés oxidativo. 

Un estudio de la Universidad de Harvard mostró que el consumo regular de arándanos mejora la memoria y retrasa el deterioro cognitivo. Las sandías, otro clásico veraniego, no solo te hidratan (¡clave para el cerebro, que es 75% agua!), sino que aportan licopeno, un antioxidante que reduce la inflamación cerebral.

No te olvides de los pescados ricos en omega-3, como el salmón o las sardinas, perfectos para una barbacoa veraniega. Estos ácidos grasos fortalecen las conexiones sinápticas y mejoran la comunicación entre las redes neuronales, especialmente en el hipocampo, clave para la memoria. Y, por supuesto, hidrátate bien: la deshidratación, incluso leve, puede afectar la función cognitiva, haciendo que te sientas más lento o irritable.

Apagar pantallas: un regalo para tu cerebro

El verano es el momento perfecto para desconectar de las pantallas y darle un respiro a tu cerebro. El uso excesivo de dispositivos electrónicos estimula constantemente la red de saliencia, que incluye la ínsula y el córtex cingulado anterior, encargada de detectar estímulos relevantes y mantenernos alerta. Esto puede ser agotador, ya que el bombardeo de notificaciones, videos y mensajes mantiene al cerebro en un estado de hipervigilancia, aumentando los niveles de cortisol, la hormona del estrés.

Cuando apagas el móvil o la tablet, permites que tu cerebro entre en un estado de calma que favorece la plasticidad neuronal, es decir, la capacidad de tus neuronas para formar nuevas conexiones. 

Actividades como leer un libro bajo la sombra de un árbol, pasear por la playa o simplemente charlar con amigos sin distracciones digitales activan el sistema nervioso parasimpático, que promueve la relajación y reduce la inflamación cerebral. Un estudio de la Universidad de Utah encontró que pasar tiempo en la naturaleza, sin pantallas, mejora la atención y la creatividad en un 50% en comparación con entornos urbanos llenos de estímulos tecnológicos.

Cuando apagas el móvil o la tablet, permites que tu cerebro entre en un estado de calma que favorece la plasticidad neuronal

Cuando apagas el móvil o la tablet, permites que tu cerebro entre en un estado de calma que favorece la plasticidad neuronal

Cómo aprovechar el verano para cuidar tu mente

Aquí van algunas ideas prácticas para sacarle jugo al verano y mimar tu cerebro:

  1. Haz pausas al aire libre: Dedica al menos 20 minutos al día a estar en contacto con la naturaleza. Esto reduce la actividad en la amígdala, la parte del cerebro asociada al estrés, según un estudio de la Universidad de Aarhus.
  2. Prueba la meditación o el mindfulness: El verano, con su ritmo más pausado, es ideal para empezar. Solo 10 minutos al día pueden fortalecer la corteza prefrontal, mejorando tu capacidad de tomar decisiones.
  3. Come ligero y colorido: Aprovecha las frutas y verduras frescas de temporada. Un gazpacho, por ejemplo, no solo es refrescante, sino que sus ingredientes (tomate, pimiento, pepino) son ricos en vitaminas que apoyan la salud cerebral.
  4. Establece límites con las pantallas: Intenta dejar el móvil fuera de alcance durante ciertas horas del día. Por ejemplo, dedica las mañanas a actividades sin tecnología, como pintar, escribir o simplemente disfrutar del paisaje.
  5. Muévete: El ejercicio moderado, como nadar o caminar, aumenta el flujo sanguíneo al cerebro, potenciando la liberación de BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro), una proteína que fomenta el crecimiento de nuevas neuronas.

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