¿Con qué frecuencia debemos cambiar el pijama?
Especialistas en salud e higiene recomiendan revisar los hábitos de cambio de ropa de dormir, tras constatar que muchas personas prolongan en exceso el uso de la misma prenda.

¿Con qué frecuencia debemos cambiar el pijama?
Barcelona - Publicado el
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En un contexto en el que la salud personal y el bienestar son prioridades para muchas personas, el sencillo acto de cambiarse el pijama cobra más importancia de la que normalmente se le otorga. Diversas guías de higiene y expertos en dermatología señalan que usar el mismo pijama durante demasiado tiempo puede tener efectos negativos sobre la salud de la piel y la limpieza personal.
De acuerdo con recomendaciones que circulan en portales especializados y guías de salud pública, una pauta general aconseja cambiar el pijama cada 2 o 3 noches si se usa cada día, especialmente en climas cálidos o para quienes sudan más al dormir. Esta sugerencia está fundamentada en el hecho de que la ropa de dormir puede acumular sudor, aceites corporales, células muertas y microorganismos, que con el tiempo pueden provocar irritaciones, malos olores o problemas cutáneos.
¿Por qué varían tanto las recomendaciones de persona a persona?
La respuesta radica en varios factores personales. Si una persona se ducha antes de acostarse, mantiene una higiene personal constante y no experimenta sudoración nocturna excesiva, se puede extender la vida útil de un pijama hasta 3 o 4 noches antes de lavarlo. En cambio, quienes sudan mucho por la noche o tienen la piel sensible probablemente necesiten cambiarlo cada noche o cada dos noches.
Las recomendaciones también consideran el tipo de tejido del pijama. El algodón, por ejemplo, es muy absorbente y suele poder usarse 3 o 4 noches antes de lavar, mientras que tejidos sintéticos o menos transpirables pueden requerir cambios más frecuentes. Por el contrario, algunos materiales naturales o con tratamientos especiales pueden permitir un uso un poco más prolongado si no hay señales de suciedad u olor.
Los dermatólogos hacen hincapié en la salud de la piel. La acumulación de sudor y bacterias puede contribuir a irritaciones, brotes de acné o picor. Para reducir estos riesgos, recomiendan no solo lavar el pijama, sino también mantener limpias otras prendas que entran en contacto con la piel, como sábanas y fundas de almohada, que también pueden acumular restos cutáneos y microorganismos.
Un aspecto que a menudo se pasa por alto es la relación entre la higiene del pijama y la calidad del descanso nocturno. Dormir en ropa limpia y fresca puede mejorar la comodidad y el sueño profundo, mientras que una prenda sucia puede provocar incomodidad e interrupciones en el descanso debido a la sensación de humedad o picazón.
No existe una regla universal sobre la frecuencia ideal para cambiar el pijama, pero los expertos coinciden en que el sentido común y la escucha del propio cuerpo son esenciales. Si una prenda muestra malos olores, manchas visibles o genera sensación de sudor antes de llegar al límite recomendado, lo más prudente es cambiarla de inmediato.
También se aconseja mantener una cantidad suficiente de pijamas en el hogar para evitar tener que alargar en exceso el uso de la misma prenda por falta de opciones. Esto no solo mejora la higiene, sino que también ayuda a fomentar una rutina de descanso más saludable.
Aunque muchas personas pueden usar el mismo pijama durante varios días sin notar problemas evidentes, la recomendación general de la mayoría de los expertos en higiene es cambiarlo cada 2–4 noches, ajustándolo a su estilo de vida, nivel de sudoración y necesidades personales.



