L'Hospitalet vive una crisis de inseguridad que desborda a los vecinos
La ciudad registra el mayor índice delictivo de Cataluña y sus habitantes denuncian una situación límite ante la proliferación de narcopisos y la falta de agentes

Aumenta la inseguridad de forma alarmante en L'Hospitalet
Barcelona - Publicado el
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Miles de vecinos de L'Hospitalet de Llobregat han salido a las calles en las últimas semanas para clamar contra una ola de inseguridad que parece no tener fin. Los datos oficiales confirman su percepción: la ciudad ostenta el mayor índice delictivo de Cataluña, solo superada por el distrito de Ciutat Vella de Barcelona. Con un incremento del 6,2 %} en los delitos registrados] en 2024 respecto al año anterior, L'Hospitalet se ha convertido en un polvorín de [{narcopisos, robos y delincuencia que, en parte, parece trasladarse desde la capital catalana.
La vida en los barrios: "Está muy dejada, mucho"
En barrios como Collblanc-La Torrassa, La Florida o Bellvitge, la situación ha llegado a tal punto que los vecinos han formado patrullas ciudadanas como respuesta a lo que consideran una falta de presencia policial. Ana, una residente de Collblanc, describe un día a día marcado por el descontrol. "En mi calle hay un bar con licencia para abrir de 6 de la mañana a 3 de la madrugada, pero muchas veces no cierra. Hay borrachos, peleas y ruidos a altas horas que no nos dejan dormir", lamenta. Esta vecina denuncia que la convivencia se ha vuelto insostenible, con botellones en los parques a cualquier hora, algo que "antes a la juventud no se le permitía".
La problemática va más allá del incivismo. Ana relata cómo el mismo bar ha incurrido en múltiples ilegalidades. "Ha hecho juegos ilegales, ha usado cachimbas, ha funcionado como discoteca y hasta de guardería de patinetes. Les han puesto multas, las han pagado y han vuelto a abrir", explica con resignación. El problema más grave, sin embargo, es el tráfico de drogas. "En la calle Santiago Apòstol ahora mismo hay un narcopiso custodiado por la policía. En nuestra calle había otro que ya cerraron, y sé que hay más en el barrio, con patinetes traficando con droga a altas horas de la noche", asegura.
Ya no nos sirve que nos digan que es un proceso lento"
Los vecinos se sienten abandonados por las instituciones. Ana cuenta que han mantenido "unas cuantas reuniones con la regidora del barrio", pero la respuesta siempre es la misma. "Nos dicen que todo es un proceso muy lento, pero con el bar llevamos ya cuatro años. Han habido redadas de Mossos y Guardia Urbana, se han llevado gente detenida... Creemos que hay pruebas de sobra", argumenta. La frustración es palpable: "Ya no nos sirve que nos digan que es un proceso lento. Yo creo que se han puesto una venda en los ojos y están mirando para otro lado".
La radiografía de la delincuencia
Las cifras del Ministerio del Interior y la Generalitat respaldan la denuncia vecinal. L'Hospitalet no solo encabeza el ranking de ciudades catalanas en índice delictivo, sino que duplica o triplica las cifras de municipios como Terrassa o Sabadell. El tráfico de drogas es el delito que más ha crecido, con un aumento del 48,5 % en 2024, impulsado por la proliferación de narcopisos. Aunque se han cerrado 23 este año, la Guardia Urbana advierte de que "por cada uno que se clausura, surgen dos o tres nuevos". Le siguen los robos con violencia e intimidación, que se han incrementado un 23,1 %, y los hurtos, con un 12,4 % más. Los delitos contra la libertad sexual también han repuntado un 23 %.
Entiendo a las patrullas ciudadanas, pero no es lo idóneo"
La oposición en el consistorio, con ERC y PP a la cabeza, ha vuelto a pedir un pleno extraordinario para abordar la crisis de seguridad, responsabilizando a los gobiernos socialistas de Nuria Marín y, ahora, de David Quirós por su "abandono". Desde la Guardia Urbana, la visión es clara. Juanjo Toran, portavoz del sindicato mayoritario CPL-CME, asegura que llevan "años denunciando que no se hace suficiente inversión en recursos materiales y personales para garantizar la seguridad". Para Toran, la existencia de patrullas vecinales es una prueba del problema: "Yo la entiendo, pero no es lo idóneo. Son personas particulares cansadas de ver cómo en su barrio se cometen actos criminales y la administración no actúa. Los profesionales de la seguridad, que cobran y se forman para ello, son quienes deberían hacer esta tarea".
Faltan agentes y sobran conflictos
Uno de los factores clave, según el sindicato, es la falta de efectivos. La plantilla de la Guardia Urbana cuenta con solo 340 agentes de las 440 plazas presupuestadas. "Si no hay suficiente presencia policial, la percepción de inseguridad crece", afirma Toran. Este déficit de personal se agrava por un conflicto laboral que se arrastra desde hace tiempo con el Ayuntamiento. "Tenemos un convenio caducado y el Ayuntamiento no quiere hablar de actualizar las condiciones laborales. Mientras, municipios de alrededor ofrecen mejores condiciones y sus calles no son tan peligrosas, por lo que los agentes se marchan", denuncia el portavoz sindical. El resultado, concluye, es un círculo vicioso: "La criminalidad crece, nosotros somos cada vez menos y la situación no mejora".
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.