Centenares de trabajadores de Acciona-Nissan se han concentrado esta mañana ante las oficinas de la empresa en Barcelona y durante unos minutos también han cortado parte del paseo de la Zona Franca. Han empapelado las oficinas con carteles, han tirado huevos al edificio y también han quemado algunas camisetas ante la puerta. Denuncian que acabarán perdiendo también el trabajo pero “no tendremos las indemnizaciones de los trabajadores de Nissan y estaremos doblemente afectados”, decía Cristian Cordero, delegado sindical de CCOO. Acciona aplicó un Expediente de Regulación Temporal de Empleo de fuerza mayor que estará vigente hasta el 2 de julio y quiere aplicar otro por causa ordinaria a partir de entonces. Este procedimiento no cuenta con el acuerdo de los sindicatos. La dirección de Nissan Motor Ibérica, según las fuerzas sindicales, no ha comunicado aun oficialmente el cierre a la empresa subcontratada.

Uno de los trabajadores que ha protestado esta mañana es José Gago, responsable del CSIF en Acciona-Nissan, y que lleva veinte años trabajando en la empresa, aunque Acciona la compró en 2007. Gago ha explicado a COPE que muchos de los trabajadores están en una situación parecida a la de él. Tienen entre 48 y 55 años y llevan prácticamente toda la vida trabajando en el mismo lugar. Por este motivo reconoce que lleva la situación “muy mal”. Y espera una reacción de la empresa con los trabajadores que siempre, dicen, se han adaptado a las exigencias de Acciona.

Y se preparan para la peor de las salidas teniendo en cuenta que la empresa ha ido en paralelo a Nissan. Ellos también han sufrido las consecuencias de la bajada de producción en las plantas de la compañía japonesa los últimos años. De hecho, eran unos 1.200 trabajadores hasta hace relativamente poco y ahora son 500.

La de este miércoles ha sido la primera protesta de las empresas vinculadas a los centros productivos de la multinacional en una convocatoria, independientemente de las que impulsa el comité de empresa de Nissan. El cierre de la automovilística japonesa supondrá el despido de 3.000 trabajadores directos y afectará a más de 20.000 personas en Cataluña.