"Te voy a cortar el cuello": Amenazas y agresiones físicas y verbales en los centros de acogida de menores
Abogados, educadores sociales y trabajadores del tercer sector en Salamanca, reclaman un endurecimiento de la Ley del menor

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Salamanca - Publicado el
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La violencia sumergida es una dura realidad a la que se enfrentan habitualmente trabajadores de recursos como el centro "Los Molinos del Tormes" en Salamanca. Este espacio de primera acogida para menores con cargos por hechos delictivos, es gestionado por la Junta de Castilla y León y en él conviven 15 adolescentes.
La fiscalía de menores ordena su ingreso en este centro mientras se desarrolla el proceso legal y se investiga el delito cometido por los jóvenes, que conviven al amparo de un equipo de expertos y educadores sociales.
Amenazas de muerte: "Te voy a cortar el cuello"
La actitud violenta de los menores se sucede día tras día y los profesionales dicen soportar por parte de los jóvenes malos tratos físicos y verbales, o incluso amenazas como "Te voy a cortar el cuello; te mato". En los últimos dos meses y medio han tramitado hasta cuatro denuncias por estos hechos.
En estas circunstancias, COPE ha hablado con el letrado salmantino José Javier Román Capillas, quien argumenta que se debe revisar la Ley que regula la responsabilidad penal del Menor que entraba en vigor el 13 enero de 2001, puesto que el escenario social en el que se redactó era totalmente distinto al actual y ha quedado obsoleta.
¿En qué ha cambiado la actitud de nuestros jóvenes y adolescentes?
Belén Silgueiro portavoz del Colegio de Psicólogos en Salamanca, explica que las actitudes violentas de los menores revelan unos bajos niveles de frustración, que con frecuencia obedecen a un exceso de complacencia o sobreprotección en el entorno familiar.

La psicóloga alerta sobre la necesidad ofrecer un tratamiento psicológico integral a estos jóvenes, "con el fin de revertir su actitud violenta, al tiempo que autodestructiva. Los menores son los principales perjudicados en estas situaciones, pero también sus familias y los profesionales de todos los recursos del tercer sector que trabajan a diario con el fin de protegerlos. Por eso es preciso favorecer una correcta educación emocional entre los adolescentes, puesto que están aumentando de forma alarmante los problemas de salud mental entre la población infanto-juevenil". Apunta la experta.