Patricia Simón, única mujer que toca el tararú en Palencia, el sonido de la Semana Santa
Es la tararú oficial de la Vera Cruz, y además dirige la única Escuela de esta tradición que hay en Palencia

PALENCIA, 03/04/2025.- Patricia Simón tiene 34 años y es la única mujer que toca el tararú, el sonido más característico de la Semana Santa palentina. Lo hace en la cofradía de la Vera Cruz, la más antigua de Palencia, y explica en una entrevista a EFE cómo las mujeres van ocupando poco a poco espacios en las cofradías que antes solo estaban reservados para hombres. EFE/Almudena Álvarez
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El tararú es el sonido más característico de la Semana Santa palentina. Es, además, un sonido único que solo puede escucharse en Palencia. Y solo una mujer consigue arrancárselo a la corneta que se usa desde hace 400 años. Es Patricia Simón, que tiene 34 años y lo lleva escuchando desde que estaba en la barriga de su madre.
Tanto es así que su padre, y mentor en este arte, fue durante 30 años el tararú oficial de la cofradía de la Vera Cruz, la más antigua de Palencia. Así hasta que cedió el testigo a su hija Patricia, que lleva en la cofradía desde que nació: “Lo toqué una vez en una procesión en 2007, pero hasta que me decidí a hacerlo de forma oficial en 2022 no lo había vuelto a intentar”, reconoce en una entrevista a EFE. “Siempre me había hecho ilusión pero nunca me habían dado la oportunidad”, continúa.
Por eso, cuando en 2022 se lo propusieron, no lo dudó. Había que romper ese techo. Desde entonces es la tararú oficial de la Vera Cruz, y además dirige la única Escuela de esta tradición que hay en Palencia y que se puso en marcha en esta cofradía hace dos años para que los secretos de este sonido no se perdieran.
La mujeres se abren camino en las cofradías
Patricia es la tararú oficial de la Vera Cruz, aunque alguna vez la sustituye una compañera que está en la banda. Además, hay otra hermana en la cofradía de la Sentencia que está formándose en la Escuela de la Vera Cruz. “Las mujeres están empezando a entrar”, señala Patricia.
“No es que nos de miedo, porque las mujeres ya nos atrevemos con todo”, asegura. Tampoco el sonido requiere una resistencia o unas condiciones determinadas. En su opinión, el problema más bien radica en la reticencia de las juntas de las hermandades a aceptar cambios. Porque abrir nuevos espacios a las mujeres sigue costando y, como señala Patricia, a muchos hermanos mayores les resulta difícil delegar en ellas tareas de gran peso.

PALENCIA, 03/04/2025.- Patricia Simón tiene 34 años y es la única mujer que toca el tararú, el sonido más característico de la Semana Santa palentina. Lo hace en la cofradía de la Vera Cruz, la más antigua de Palencia, y explica en una entrevista a EFE cómo las mujeres van ocupando poco a poco espacios en las cofradías que antes solo estaban reservados para hombres. EFE/Almudena Álvarez
En el caso del tararú es algo que siempre han hecho los hombres, y su relevancia es innegable en ciertos momentos clave de los desfiles, cuando todas las miradas se giran hacia el trompetero y el público aguanta la respiración mientras suena.
El tararú, un sonido de Interés Turístico Internacional
Pero, ¿qué es el tararú? En Palencia, el tararú es el instrumento, una corneta larga de metal que puede llegar a medir más de un metro y que cada cofradía adorna con los símbolos de su hermandad. En el caso de la Vera Cruz, la gala que cuelga del instrumento está hecha en terciopelo e hilo de oro, con perlas con el nombre de la cofradía en la parte trasera.
Es también el sonido que sale de ese instrumento. Y hay dos, uno formado por tres toques (dos cortos y uno largo que se usa para abrir las puertas del templo y avisar de que se ha iniciado la procesión), y un toque largo para saludar a otras cofradías o a los monumentos y que se puede mantener entre treinta segundos y un minuto.

PALENCIA, 03/04/2025.- Patricia Simón tiene 34 años y es la única mujer que toca el tararú, el sonido más característico de la Semana Santa palentina. Lo hace en la cofradía de la Vera Cruz, la más antigua de Palencia, y explica en una entrevista a EFE cómo las mujeres van ocupando poco a poco espacios en las cofradías que antes solo estaban reservados para hombres. EFE/Almudena Álvarez
Y, aunque parezca poco seria, la palabra se ha extendido tanto en Palencia que ya se llama así a cualquier cofrade que participe en una procesión, y su eco es tan importante que determinó en 2012 la declaración de Interés Turístico Internacional de esta fiesta religiosa, que tiene en Palencia más de 500 años de historia.