El 23 de abril de 1521 morían decapitados en la localidad vallisoletana de Villalar los tres Comuneros,Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado. Fue el punto y final luctuoso de la conocida como "Guerra de las Comunidades de Castilla", de la que conmemoramos, por tanto, el V Centenario.

Con el objetivo de dar a conocer aquel episodio histórico y de poner en valor el movimiento del pueblo por defender su tierra y sus derechos frente al poder real en pleno siglo XVI, las Cortes de Castilla-La Mancha han nombrado a María y Laura Lara Martínezhistoriadoras oficiales de dicha efemérides.

De este modo, las que también han sido distinguidas este año como "Hijas Predilectas de Castilla-La Mancha" serán las encargadas de impartir la serie de conferencias que, en torno a estos hechos históricos, tendrán lugar en las cinco provincias, capitales y municipios de la región durante estos meses de octubre, noviembre y diciembre.

De hecho, "Juana es nuestra reina", Castilla y las Comunidades (1521-2021)" es el título de la conferencia con la que ambas hermanas inauguran el ciclo conmemorativo esta misma tarde, a las 19:00 horas, en la Sala de Conferencias de la Biblioteca de Castilla-La Mancha, ubicada en la Cuesta de San Carlos V, en Toledo.

En la cita, las profesoras universitarias de Historia Moderna y de Historia Contemporánea darán respuesta a diferentes interrogantes, tales como por qué el fenómeno recibió la denominación de "Guerra de las Comunidades"; quiénes fueron sus principales líderes; que papel tuvieron las clases subalternas; en qué medida María Pacheco fue el alma del movimiento, incluso por qué la reina madre, Juana de Castilla, confinada en Tordesillas, vivió con ilusión su llamada.

Pero horas antes del arranque de su rosario de conferencias, María Lara Martínez se ha pasado por las ondas de "Mediodía COPE Guadalajara" para regalarnos una lección magistral sobre el Levantamiento de las Comunidades de Castilla en su quinto centenario.

En primer lugar, la historiadora alcarreña ha subrayado la relevancia que tuvo la Revuelta de los Comuneros, que ha sido considerada como "una de las primeras revoluciones de la Edad Moderna, porque supuso plantar cara a las prerrogativas del rey, que iba a ser Emperador: Carlos I y Carlos V" y, de hecho, ejerció un gran influjo en la Edad Contemporánea, "impulsando procesos de reforma y renovación en la Guerra de la Independiencia, en la Segunda República o en la Transición".

Y es que, el objetivo de aquella toma de poder popular por parte de "las clases subalternas" fue "tratar de conseguir cambiar la forma del Estado o, por lo menos, que su opinión tuviera más peso a la hora de la toma de decisiones en el Gobierno".

Los protagonistas del levantamiento fueron, tal y como ha recordado Lara Martínez, "tres capitanes que empiezan a destacar a partir de 1520, cuyos nombres hemos oído todos desde que íbamos al colegio: Padilla, Bravo y Maldonado".

En relación a sus orígenes guadalajareños, ha apuntado que "Juan Bravo era de Atienza y, junto a ellos, están mujeres como María Pacheco, esposa de Padilla, que, aunque había nacido en la Alhambra, también tenía orígenes en Guadalajara por ser su padre el Conde de Tendilla".

Pero, además de María Pacheco, la revuelta lleva otros nombres de mujer como el de "María Coronel, esposa de Juan Bravo, y Ana Abarca, que era la de Francisco Maldonado; todas ellas contribuyeron a defender las prerrogativas que trataban de ensalzar que los súbditos eran también ciudadanos".

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No es de extrañar que, teniendo en cuenta las raíces de parte de esta cuadrilla comunera,la ciudad de Guadalajara se sumase "muy pronto al Levantamiento de las Comunidades de Castilla y destacaron especialmente dirigiendo el tumulto dos personajes: el carpintero Pedro de Coca y el albañil Diego de Medina, que fueron encumbrados a Capitán".

En la capital alcarreña, los pasos de la revueltase dirigieron, según la profesora Lara, "hacia la Puerta de San Gil, de la que hoy apenas queda su ábside en la Plaza del Concejo, y también hacia el Palacio del Infantado, donde querían convencer a los nobles de que participaran en el proceso; como no lo consiguieron, se produjo de forma enérgica una aclamación popular que encumbró a Coca y Medina para comandar los pasos".

Sin embargo, este insólito y valiente movimiento popular tuvo un final luctuoso con la decapitación de Padilla, Bravo y Maldonado en Villalar, Valladolid, que sirve como muestra final de que "el Levantamiento de los Comuneros fue cruento, no sólo por el ajusticiamiento de sus líderes, sino también por las víctimas que se produjeron durante todos esos meses; en este sentido, cabe recordar, por ejemplo, que fue incendiado el pueblo de Mora, en Toledo", ha señalado la historiadora, añadiendo que la revuelta supuso "una guerra civil y un conflicto internacional, ya que, pensemos que Carlos V fue el último emperador coronado como tal, puesto que los demás serían elegidos y recibirían el título, pero ya no se meterían en la coronación".

Finalmente, sobre Juana de Castilla, que pone título a su conferencia, ha relatado que "nació en Toledo en 1479 y, en su juventud, quiso convocar las Cortes en la Ciudad Imperial con un ánimo pactista, con la idea de que el pueblo colaborara en la toma de las medidas".

Aun con todo, la hija de Isabel la Católica y madre del futuro emperador Carlos V siempre ha estado envuelta en un halo de misterio, tanto es así que, según ha desvelado María Lara Martínez, "el místico español San Juan de la Cruz contaba en una carta, conservada en el Archivo de Simancas, que Juana decía cosas tales como que un gato había comido a su madre e iba a comerle a ella; extrañas fantasías de una mujer misteriosa que dio a luz a su hijo Carlos en una noche de bailes en un palacio de Gante".