El ritmo caracteriza este montaje teatral, asegura su director artístico J. Mañon, que nos cuenta que le impresiona “como estos Maestros y Maestras del Siglo de Oro, a la hora de escribir dónde colocaban, y no hablo ni de feminismo, ni de machismo”, puntualiza, “si no de criterio artístico”.

Mañón nos explica como ha planteado el montaje….”¿Cómo colocaban a las mujeres? Mujeres que no eran capaces de poder abrir la boca, que tenían que ir acompañadas de varones, si tenían que defenderse. Sin embargo, estos Maestros y Maestras las colocaban en primera línea. En la Discreta Enamorada, Gerarda y Belisa son antagonistas, por lo que busqué dos perfiles de mujer que quieren lo mismo, pero usan diferentes armas para conseguirlo, y nos sale una obra tremendamente rítmica, ligera, con momentos de tragedia y chispazos de comedia. Nos ha salido una tragicomedia”.

También nos habla de la escenografía de esta Discreta Enamorada, también muy discreta “apenas dos sillas en escena”, suficiente para cargar sobre del lenguaje y la acción que implica, todo el peso de la obra.