La curiosa razón por la que dos amigas se han lanzado a esta tradición por el día de la Patrona de Cantabria: "Rabia, frustración y calor..."
Miles de cántabros han vuelto a peregrinar este 15 de septiembre hasta el santuario de La Bien Aparecida en Ampuero, en un día que mezcla fe, convivencia y anécdotas

Alba y su amiga cuentan el curuoso motivo por el que hacen su peregrinación
Santander - Publicado el
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Cantabria ha vuelto a mirar este lunes hacia Ampuero. Cada 15 de septiembre, el santuario de La Bien Aparecida, en Hoz de Marrón, se convierte en el epicentro de la devoción cántabra. Es la festividad de la patrona de la región y, como manda la tradición, miles de personas han subido hasta su campa para rendir homenaje a la Virgen.
La jornada combina lo religioso con lo popular. Desde primera hora, las carreteras de acceso a Ampuero se han llenado de peregrinos que, en muchos casos, inician el camino de madrugada para llegar a tiempo a la misa solemne de las 12 del mediodía, presidida este año por el obispo Arturo Ros. Entre ellos, jóvenes, familias enteras y vecinos que mantienen vivo un ritual que va más allá de la fe: es también una cita de convivencia y un símbolo de identidad para Cantabria.
Madrugones y kilómetros de camino
La subida a la Bien Aparecida no entiende de edades. Hay quienes repiten desde niños y quienes lo hacen por primera vez. Daniel, por ejemplo, se estrenaba este año: “He venido animado por mis amigos, que llevan con la tradición desde pequeños. Hemos salido a las cinco de la mañana desde Peña Castillo y hemos recorrido los trece kilómetros desde Treto”, contaba todavía con la satisfacción de haber cumplido el reto.

Imagen de la peregrinación
El suyo es un caso frecuente: jóvenes que se suman a la costumbre gracias al empuje de sus cuadrillas, que lo convierten en una experiencia compartida, con paradas para descansar, charlas por el camino y, al llegar arriba, un pincho de tortilla antes de dirigirse a la campa del santuario.
Un ambiente festivo en torno a la Virgen
El día de la Patrona es también una fiesta popular. Los alrededores del santuario se llenan de puestos, música y ambiente. Los peregrinos, tras la caminata, comparten comida y bebida en una jornada que, además de religiosa, es social.
Más allá de la liturgia y de la masiva asistencia, la Bien Aparecida deja cada año historias personales que reflejan la diversidad de motivos por los que los cántabros se lanzan a caminar hasta Ampuero. Hay quienes lo hacen por devoción, otros por costumbre familiar, algunos por deporte y, en ocasiones, por razones mucho más peculiares.
Es el caso de Alba, que este lunes sorprendía contando el motivo de su primera subida. Reconoce que no suele participar en peregrinaciones, pero que en esta ocasión no dudó en acompañar a su mejor amiga en el camino.

Miles de peregrinos se acercan hasta el Santuario de Hoz de Marrón
Una prueba de amistad
Lo curioso es la razón: su amiga atraviesa un mal momento personal tras una discusión con su pareja y, juntas, decidieron canalizar esa rabia y frustración a base de kilómetros. “¿Cómo quemamos todo esto? Pues haciéndonos el camino de la Aparecida”, relataba entre risas, mientras reconocía que el calor y el sol que han tenido que soportar en el trayecto también han puesto a prueba su paciencia.
Una anécdota que demuestra que esta festividad es mucho más que un día de misa y tradición. La Bien Aparecida es un punto de encuentro donde caben la fe, la cultura popular y también las pequeñas historias personales que, como la de Alba y su amiga, acaban convirtiéndose en parte de la memoria colectiva de Cantabria.



