60 años dando oportunidades reales: Ampros, de asociación familiar a referente en inclusión

Ocurre a veces que las historias más transformadoras nacen del impulso más básico: el de cuidar. Así nació Ampros en 1965, de la mano de un grupo de familias cántabras que buscaban respuestas —entonces inexistentes— para sus hijos con discapacidad intelectual. Hoy, seis décadas después, esa semilla se ha convertido en una fundación con más de 30 centros, cientos de profesionales y, sobre todo, un compromiso intacto: crear oportunidades para cada persona.

Desde sus comienzos hasta la actualidad, Ampros ha recorrido un camino lleno de avances sociales, innovación educativa y lucha por los derechos. Una historia de superación que el propio director gerente, Roberto Álvarez, ha recordado en COPE Cantabria con emoción y orgullo.

De una necesidad urgente a una red de apoyo  

“En 1965 no había respuesta social alguna. Las familias se unieron porque necesitaban algo tan básico como un espacio educativo”, explica Roberto. Así nació el Colegio de Educación Especial Juan XXIII, primer proyecto de la asociación. Aquellos inicios, marcados por la urgencia y la autogestión, definieron el carácter de Ampros: una entidad cercana, implicada y con los pies en la realidad de las personas.

Con los años, esa respuesta puntual se fue expandiendo a todos los ámbitos de la vida de quienes forman parte de la entidad. Hoy, el foco está en el desarrollo integral: educación, empleo, vida en comunidad y participación activa en la sociedad.

De asociación a fundación: un cambio para crecer  

Una de las grandes transformaciones llegó con el paso de asociación a fundación. Una decisión estratégica que ha permitido a Ampros gestionar con más agilidad, ganar visibilidad y generar más impacto social. “Cada etapa ha tenido su sentido”, apunta Álvarez, “pero ahora necesitábamos una estructura más eficiente para dar el salto a nuevos retos”.

Y esos retos se han traducido en realidades: pisos tutelados, programas de vida independiente, empleo protegido, atención personalizada… Todo con un modelo de gestión que apuesta por la calidad, la innovación y el dato como herramientas para tomar las mejores decisiones.

Empleo con nombre propio: 'De personas'  

Uno de los hitos más llamativos es el desarrollo del centro especial de empleo, que ya en 1978 fue pionero a nivel nacional. Hoy, la marca De personas agrupa nueve líneas de negocio distintas: catering, jardinería, manipulado industrial, lavandería… Todo ideado no solo para ofrecer empleo, sino para hacerlo con sentido y con dignidad.

“Cuando nadie creía que una persona con discapacidad podía trabajar, Ampros apostó por demostrar lo contrario. Hoy tenemos más de 300 personas empleadas en estas áreas”, destaca su director.

De personas nació precisamente para visibilizar ese esfuerzo y dar a conocer al público general un modelo sostenible, real y humano.

Pero Ampros no se detiene. En los últimos años ha reforzado su apuesta por los modelos de vida en comunidad, promoviendo viviendas inclusivas y pisos de vida independiente. Un enfoque que, lejos de ser asistencialista, pone a la persona en el centro de todas las decisiones.

Roberto Álvarez lo resume así: “La convención internacional de derechos nos obliga a cambiar la mirada. Hoy hablamos de personas con proyecto de vida, con autonomía, con capacidad para decidir. Y el dato —las evaluaciones, los indicadores— nos dice que este modelo funciona, que da más calidad de vida que el institucional”.

Un aniversario con la vista puesta en el futuro  

En noviembre, Ampros cumplirá 60 años. Y lo celebrará como mejor sabe: contando historias, reuniendo personas y reforzando ese tejido invisible que une a profesionales, familias y usuarios en una misma dirección. Ya están preparando varias actividades que se concentrarán en torno al 11 de noviembre, fecha exacta de fundación.

“Es un momento bonito, no tanto para mirar atrás con nostalgia, sino para reafirmar todo lo que aún queda por hacer”, explica Álvarez.

Porque, si algo demuestra la trayectoria de Ampros, es que cuando hay voluntad, implicación y humanidad, los cambios no solo son posibles… sino necesarios.

Y en Cantabria, llevan 60 años demostrando que las oportunidades, cuando se dan con respeto y convicción, cambian vidas de verdad.