Carlos Casimiro, un vecino de la zona de Las Manchas, la más próxima a la erupción iniciada el pasado domingo en La Palma, no puede conciliar el sueño desde que tuvo que abandonar su vivienda a toda prisa por la cercanía de la colada de material magmático.

Aunque la lava no ha arrasado sus propiedades, Carlos reconoce que es muy complicado que pueda volver a su hogar.

"Mi casa se ha salvado por ahora, pero la lava sigue saliendo, va caminando lentamente y se está extendiendo más a los lados, por eso, todavía puede quedar sepultada por la roca. Nosotros nos informamos de la evolución con los drones, los helicópteros o con lo que nos dicen los amigos que se han podido acercar. En cualquier caso, aunque la colada no la alcance, es inviable que podamos vivir allí. No podríamos acceder y tampoco vamos a estar rodeados por ese muro de roca de varios metros de altura", ha explicado en COPE.

Carlos, que ahora reside con su familia en un apartamento prestado de Los Llanos de Aridane, espera iniciar pronto una nueva vida en alguna de las casas que tiene previsto adquirir el Gobierno regional o construir una vivienda en los terrenos que se podrían poner a disposición de los afectados.

En esta línea, este vecino de La Palma valora, sobre todo, la solidaridad que está mostrando la ciudadanía de Canarias con los afectados por la erupción.

"Es lo único bueno de esta catástrofe. Es increíble, porque me han llamado amigos de Tenerife que me quieren mandar todo lo que pueda necesitar; ropa, zapatos, toallas o material escolar para mis hijos. Esto es algo que nunca piensas que te puede pasar", ha concluido.