Reyes: la Virgen que esquivó el volcán
En Garachico se encuentran iglesias, conventos y ermitas de incalculable valor. Una de estas es la ermita de la Virgen de Los Reyes

Reyes: la Virgen que esquivó el volcán
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La Villa y Puerto de Garachico es uno de los pueblos más bellos de Canarias y, también de los más visitados. Ubicado en el norte de Tenerife, entre el océano Atlántico y los acantilados de La Culata, cuando con un riquísimo patrimonio histórico.
En Garachico se encuentran iglesias, conventos y ermitas de incalculable valor. Una de estas es la ermita de la Virgen de Los Reyes, que da nombre al pequeño barrio que la rodea, en la parte superior del pueblo. Se tiene constancia de su existencia desde el siglo XVI y logró sobrevivir, milagrosamente, a la erupción del volcán de Trevejo de 1706.
Una misteriosa leyenda relacionado con la ermita y con la Virgen aún perdura en la tradición oral del municipio. El volcán, que entró en erupción en la cumbre de la isla el 5 de mayo, llegó hasta Garachico, sepultando buena parte de su casco y, sobre todo, el rico puerto, el más importante de Tenerife por aquel entonces.
En su avance hacia el mar, las coladas de lava se llevaron por delante las casas del humilde barrio de Los Reyes… no así su ermita. Al llegar al templo, la lengua de lava se bifurcó y lo rodeó, sin ocasionar grandes daños en él.
La imagen de la Virgen también se salvó, aunque no estuvo en su ermita el día de la erupción. Los vecinos, tras conocer que Trevejo había despertado en la cumbre, sacaron a la patrona del barrio de su morada y la llevaron hasta la casa Arango, a pocos metros. La vivienda, la más señorial de Los Reyes, tampoco sufrió el paso de la lava.
Pero lo más llamativo es el suceso que se ha ido transmitiendo de generación en generación. La noche de la erupción del volcán, cuando todo Garachico era presa del pánico por la llegada de la lava, los vecinos de Los Reyes cuentan que en la casa Arango se podían escuchar unos pequeños pasos sobre el piso de madera. La casa estaba vacía, a excepción de la imagen de la Virgen.
Desde aquel día se ha extendido la historia de que fue la misma Virgen de los Reyes quien intercedió para que la erupción de 1706 no afectase a su ermita y tampoco a ninguno de sus vecinos, pues no hubo que lamentar víctimas mortales.
Con posterioridad, la ermita fue rehabilitada y enriquecida con coquetos retablos, pero la imagen de la Virgen sigue presidiendo a día de hoy el templo, recibiendo a todos sus hijos que se acercan para darle gracias por los favores concedidos.