La 'expulsión' que reconduce a alumnos conflictivos: del mal comportamiento a ayudar en un banco de alimentos en Granadilla

Una asociación de Tenerife cambia el castigo tradicional por servicios a la comunidad para fomentar la empatía y reducir la reincidencia de los estudiantes

Lucia Hernández Peraza

Tenerife - Publicado el - Actualizado

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En Granadilla de Abona (Tenerife), una sanción por mal comportamiento ya no significa irse a casa. Gracias a una iniciativa pionera, los alumnos expulsados de los institutos tienen la oportunidad de cambiar el castigo por servicios a la comunidad. Este proyecto, fruto de un convenio entre la Asociación Inclúyeme, el Ayuntamiento y los centros educativos del municipio, busca ofrecer una alternativa constructiva que ya está dando resultados sorprendentes.

La propuesta consiste en que los estudiantes sancionados colaboren en el banco de alimentos que gestiona la Asociación. Alicia Rodríguez, su presidenta, explica que allí realizan "las labores que hace un voluntario". Entre sus tareas se encuentran la limpieza del local, la preparación de lotes de alimentos para familias vulnerables o la colaboración en recogidas en mercados locales.

Un modelo con tres años de éxito

Aunque el proyecto ha ganado visibilidad recientemente gracias a las redes sociales, la Asociación Inclúyeme lleva ya tres años aplicándolo en colaboración con tres institutos de la zona. Según Rodríguez, el modelo ha demostrado ser tan eficaz que los alumnos no vuelven a repetir su mal comportamiento. Además, en el banco de alimentos coinciden con otros jóvenes, como estudiantes de intercambio que necesitan horas comunitarias o incluso menores con delitos penales derivados por vía judicial, creándose un entorno diverso.

Asociación Inclúyeme

Productos solidarios

El cambio de actitud es notable. La presidenta relata el caso de dos alumnos que fueron sancionados por pelearse y, tras su paso por la asociación, "acababan saliendo juntos". El motivo de la disputa, según confesaron ellos mismos, fue una simple galleta: "Por una galleta me peleé". Para Alicia Rodríguez, este es un claro ejemplo de que es la "única forma de reconducirlos", y añade que algunos estudiantes, al terminar el período de sanción, se quedan como voluntarios por iniciativa propia.

Un baño de realidad sin redes sociales

¿Cuál es la clave de esta transformación? Rodríguez apunta a varios factores. "Cuando llegan allí no tienen teléfono", señala, lo que les aleja de la influencia de las redes sociales. El contacto directo con una realidad diferente es fundamental: "Ver a la familia vulnerable, repartirle lotes de alimento, ver que hay otro mundo que no ellos no han visto, para ellos es satisfactorio". Esta experiencia, describe, les proporciona una nueva perspectiva y responsabilidad.

Asociación Inclúyeme

Instalación de la Asociación en Tenerife

Ven otro mundo que no han visto y para ellos es satisfactorio"

Alicia Rodríguez

Presidenta Asociación Inclúyeme

El éxito de la iniciativa ya está generando interés fuera del municipio. "Ayer nos llamó un centro de menores de Gran Canaria, y también nos llamó un instituto de Gran Canaria", comenta Rodríguez, interesados en saber "cómo lo estamos haciendo para implantarlo". El modelo de la Asociación Inclúyeme se perfila así como una garantía de éxito para reconducir la conducta de los jóvenes y fomentar valores como la empatía y la responsabilidad social.

Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.