Mezclar alcohol y GPS lleva por el mal camino a un conductor en Avilés

Coger el coche después de haber bebido siempre es una mala idea. Programar el GPS para elegir una ruta puede incluso empeorar esa imprudencia previa con resultados imprevisibles. Asturias comenta hoy con asombro el caso de un hombre que el martes por la noche, no se sabe muy bien cómo, se las ingenió para bajar con su vehículo un tramo de escaleras e invadir la senda peatonal que discurre al lado del río Magdalena, dentro del casco urbano de Avilés. El camino es tan estrecho, que el automóvil acabó atascado, incapaz de avanzar o de retroceder, para pasmo de la patrulla de la Policía Local que se topó con la escena tras recibir el aviso de varios testigos. El conductor, de 40 años y vecino de Gijón, atribuyó la culpa en exclusiva a su navegador, pero los agentes no se fiaron de sus explicaciones y le sometieron a un test de alcoholemia. Resultó que triplicaba la tasa máxima admitida y acabó detenido por un delito contra la seguridad vial.

“No va a ser fácil”, ha dicho hoy un perplejo portavoz de la Policía Local acerca de la tarea para recuperar el coche con una grúa y desbloquear el camino. Es un Volkswagen Golf que se saltó un semáforo en rojo, invadió un espacio peatonal, consiguió salvar sin daños un tramo largo y empinado de escalones y entró en la senda fluvial. Avanzó por ella y solo al llegar a su fin, cuando no vio la manera de volver a subir hacia la calle, intentó su conductor dar marcha atrás. No logró completar esa maniobra. El camino peatonal es demasiado estrecho para permitir giros a un vehículo, de manera que quedó encajado entre el borde que da al río y el muro que cierra la parcela vecina, ocupada por un centro público de salud mental. La versión que inculpa al GPS no recibe mucho crédito en el atestado policial.