Los residuos de la papelera que ENCE tiene en Navia ya no acaban en la ría, sino mar adentro a través de un emisario submarino, lo que ha alejado el problema, pero no parece haberlo solucionado.

Desde la Coordinadora Ecologista de Asturias denuncian que la empresa incluso ha recibido autorización para aumentar los vertidos sin que la administración controle que se arroja a pocas millas de la costa. “El problema es que quién los tiene que vigilar es la misma que los genera”, advierte Fructuoso Pontigo.

“Las empresas son quienes se tienen que controlar a sí mismas y enviar luego sus informes a la administración”, destaca. Una administración que carece de medios para supervisar si esos informes se corresponden con la realidad. “Sólo hay dos inspectores para toda Asturias”, se queja, “si uno echa cuentas de las empresas que hay, resulta muy difícil con dos inspectores vigilar tanta realidad”.

A falta de esos controles, Pontigo recuerda que ya se ha detectado una disminución de la flora marina en la zona donde finaliza el emisario submarino que arroja los residuos de la planta de ENCE, sin que esté clara la causa. Los pescadores temen que pueda acabar dañando, también, a otras especies y reduciendo sus capturas.