El hummus es un plato típico de Oriente Medio que ha ido ganando protagonismo en la cocina occidental. En resumen, se podría decir que es un puré de garbanzos. Sin embargo, tiene ingredientes secundarios como el limón y el sésamo (en pasta) y las especias le dan un sabor único e inconfundible.

La receta es muy sencilla y no hace falta tener nociones básicas de cocina para prepararlo. Los ingredientes son: un bote de garbanzos cocidos, dos cucharaditas de tahini (pasta de semillas de sésamo), el zumo de un limón pequeño (o medio si es grande), dos dientes de ajo pequeños (como con los limones, si es grande, solo uno), una cucharadita de sal, una cucharadita de comino y un poco de agua para facilitar la mezcla. Además, prepara un chorro de aceite de oliva virgen extra y una pizca de pimentón dulce.

La elaboración es tan fácil como mezclar todo con una batidora. Lava y enguaja los garbanzos, tal y como marcan las instrucciones del bote; añádeles el zumo de limón, los ajos y el tahini, las especias y la sal. Échale un poco de agua para facilitar el trabajo de las cuchillas de la batidora. Una vez te quede una pasta, un puré grueso, puedes emplatar. Alíñalo con un chorro de aceite y una pizca de pimentón. Así de fácil.

Eso sí, para comerlo y conservarlo debes tener cuidado: aquí tienes algunas recomendaciones generales que te permitirán disfrutar de tu hummus durante más tiempo.

¿Por qué comer hummus?

El hummus, además de sabroso, es muy saludable. Es una buena fuente de proteínas y de carbohidratos. Además, la alta cantidad de fibra que contiene aumenta la saciedad y mejora la digestión: favorece el tránsito intestinal y combate el estreñimiento.

No solo eso, el hummus es rico en grasas saludables y su ingrediente principal, los garbanzos, reducen los niveles de colesterol malo y regulan el nivel de azúcar en sangre.