Después de varias licitaciones fallidas por fín arrancan las obras de restauración de la muralla medieval en la calle Paraíso de Oviedo. Una necesidad imperiosa desde hace años porque la maleza cubre una piedras con ocho siglos de antigüedad que presentan mucha suciedad y que además sufren desprendimientos. Un monumento que ya ha sido declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en el año 1.931.

Por ahora, la labor inicial es de carácter logístico, es decir, hablar con los propietarios de las parcelas colindantes afectadas por la actuación como son el Colegio María Inmaculada, la Casa Sacerdotal, el Conservatorio y la Universidad. Paralelamente, el departamento de jardinería del Ayuntamiento de Oviedo actuará sobre la superficie con un herbicida para matar la maleza que cubre la muralla, que al cabo de una semana, y mediante la instalación de un sistema de andamiaje se retirarán definivamente. A partir de ahí comienza el trabajo de tipo técnico como nos cuenta el director de obra, el arquitecto José Ramón Fernández Molina, son trabajo planimétricos y de fotogrametría para eliminar los elementos añadidos en los últimos años y empezar con las muestras y con la información que arrojen para consolidar el proyecto o para cambiarlo, dependerá de varios factores, porque además hay que consolidar los cantos que están a punto de desprenderse.En todo caso, Fernández Molina habla de un plazo de entre seis y ocho meses teniendo en cuenta que hay que actuar a la intemperie, así todo, señala, vamos en la buena dirección porque de haberlo llevado a cabo en diciembre hubiera sido más complicado.

El arquitecto incide en que se trata de unos trabajos complicados, que hay que ejecutar sin prisa, paso a paso porque además se trata de un proyecto abierto, aunque matiza que tenemos los medios necesarios para hacerlo bien porque hay un equipo muy potente de técnicos.